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jueves, 11 de noviembre de 2010

Doctrina Nacional: Poder Militar y Democracia

LA FE DE LAS FUERZAS ARMADAS DEL PERÚ
Raúl Parra Maza *

PRESENTACION

En el libro “El Choque de Civilizaciones y la Reconfiguración del Orden Mundial” de Samuel P. Huntington, se afirma:
“... la fuente fundamental de conflictos en el universo posterior a la guerra fría no tiene raíces ideológicas o económicas, sino mas bien -el choque de civilizaciones dominará la política a escala mundial; las líneas divisorias en las civilizaciones serán los frentes de batalla del futuro-.
El mundo de la posguerra fría se caracteriza por ser multipolar y multicivilizacional donde predominan los aspectos netamente sociales, entre étnicos, religiosos, etc. Occidente es y seguirá siendo en los años venideros la civilización más poderosa. Sin embargo, está declinando con respecto a otras civilizaciones. El Poder se está desplazando de Occidente hacia civilizaciones no occidentales. Los conflictos intercivilizatorios adoptan dos formas:

  • Los conflictos de línea de fractura que se producen entre Estados vecinos pertenecientes a etnias e intereses contrapuestos, entre grupos de diferentes etnias dentro de un Estado y entre grupos adversos intentando crear nuevos Estados, a partir de ruinas u otros viejos. Este tipo de conflictos predomina no solo entre musulmanes y no musulmanes.
  • Los conflictos de Estados Centrales se dan en el plano mundial o universal entre los grupos de diferentes etnias, religiones e intereses contrapuestos”.

Esta versión de Huntington, a grandes rasgos confirma que entre Estados no existen amigos o enemigos, sino intereses afines o contrapuestos para el desarrollo interno y vinculatorio. En este sentido, creo oportuno volver a poner en discusión los términos de referencia y las hipótesis para definiciones trascendentales sobre las Fuerzas Armadas de un país como el Perú que ha tenido y guarda en su historia hechos de imprevisión e improvisación que han afectado grandemente su geografía e historia.

INTRODUCCION

Visualicemos las batallas de Junín y Ayacucho de 1824, por su estrategia y logística, con las cuales se sellaron las Independencias tanto del Perú como de América, asimismo, el combate de 2 de Mayo de 1866, con el que se reconfirmó la liberación americana.
También, recordemos la campaña de la Breña y al mismo tiempo miremos al actual terrorismo inesperado por lo imprevisto y sus resultados todavía provisionales, además visualicemos el juego de intereses sobre recursos naturales y elementos esenciales para la vida que movilizan poblaciones ávidas de bienestar y seguridad y de aquellas que no escatiman el afán de desestabilizar el ordenamiento vigente interno y externo para obtenerlo.
Desde aquellas épocas hasta nuestros días, dentro de los avatares republicanos, la nación peruana con su diversidad ha venido evolucionando con polarización de posiciones y situaciones de su efervescente realidad, sumida en conflictos internos de identidades de las diversas culturas existentes y en medio de la simbiosis del mestizaje con aportes de culturas de otros continentes, sus costumbres e ideologías, además de sus influencias.
Hasta ahora, mucho se ha hablado y escrito sobre las Fuerzas Armadas del Perú, sus misiones de tutelaje nacional de la seguridad y su rol en la democracia, donde civiles y militares han perfilado interpretaciones derivadas de sentires de interés personal o colectivos, dentro de las corrientes políticas, económicas, sociales y militares.
Este es el marco de los dominios marítimo, aéreo y terrestre (Mar, Costa, Ande, Amazonia y Altiplano peruanos) que se tiene que asumir, con la convicción que, equivocados o no, los hechos de la Historia Nacional se han impregnado con la intervención de muchas personas foráneas y nacionales, que con valentía, tomaron decisiones sobre la realidad peruana, incluso sabiendo que esta siempre ha sido y es patética e injusta para la mayoría de los peruanos de antes y también de hoy, por la elevada carencia de idoneidad para resolver la carga social de ignorancia e indigencia y dentro de la paradoja de “tener de todo y no sentirnos seguros de nada”.
Ojalá que ahora, después de la primera década del tercer milenio, conservemos la fe que el Perú siempre necesita, y trabajemos prospectivamente para corregir las causas que han motivado todas las nefastas consecuencias de nuestra exigente realidad.

A. Principios Doctrinarios Castrenses

Las Fuerzas Armadas del Perú, herederas de las fuerzas libertadoras, que no fueron otras que el pueblo en armas para terminar con el virreinato español y alcanzar nuestra libertad y consolidar, en Ayacucho, la de los otros pueblos latinoamericanos, están conscientes de que su fortaleza y su proyección dependen del apego a las virtudes y condiciones siguientes, que deben caracterizar a todos y cada uno de sus integrantes y sus trascendencias:

  • "El espíritu de institucionalidad a prueba de cualquier tentación"
  • "El sentimiento de acatamiento a las disposiciones del ordenamiento legal vigente en su carácter apolítico", con la conciencia de ciudadano con derecho al voto.
  • "La sólida fortaleza para saber vencer todos y cada uno de los obstáculos y oposiciones al desarrollo y soberanía peruana con la preparación y logística que la seguridad del Perú requiere".
  • "La disciplina inquebrantable como línea de conducta para obtener el mejor resultado en todos los esfuerzos: la lealtad a los superiores y líneas de mando; la discreción, la prudencia, la serenidad, la firmeza en el acatamiento de la situación militar; el servir a la patria con honestidad, amarla con honradez, estar siempre dispuesto a los sacrificios sin medida, por la felicidad, la prosperidad y engrandecimiento de la nación peruana".
  • “Definiciones claras sobre los términos de referencia llenos de posibilidad, realidad e idoneidad para el cumplimiento de sus misiones”.

B. El rol de Las Fuerzas Armadas en el Sistema Democrático

Como siempre, la población urbana y rural espera de sus Fuerzas Armadas, un mensaje optimista y esperanzador, de plena fe en el destino democrático del Perú; puesto que hemos requerido un proceso de reiterada afirmación de la autodeterminación popular y de consolidación de las conquistas políticas y sociales de la democracia como sistema, pero también, con la real comprensión y entendimiento de sus obligaciones y necesidades extremas.
Por ello, en armonía con el pensamiento político-democrático de consenso y su perfeccionamiento progresivo, existe la convicción de que el voto popular es la única fuente que ha permitido asegurar el disfrute del "sistema de gobierno menos imperfecto, que produce la mayor suma de felicidad, seguridad integral y de estabilidad política posible".
En este sentido, estoy seguro, que las Fuerzas Armadas, en base a su conducta institucional, enmarcada y coherente con las definiciones de la Carta Magna , serán siempre los garantes del respeto, la defensa y de la vigencia de la democracia, más ahora que se tiene la responsabilidad de ejercer el voto como todo ciudadano, respaldando al pueblo peruano en las elecciones de cada quinquenio constitucional, para que pueda expresar libremente su voluntad, con la madurez cívica dentro del juego político pluralista y, al mismo tiempo, para desbrozar de obstáculos y oposiciones a los cursos del desarrollo y superación de los problemas nacionales e internacionales en los campos político, económico, social y militar.
La historia acredita este papel protagónico que se aprecia, ahora, en la pervivencia del sistema de gobierno, no obstante los avatares de las crisis política-económico-social, además con terrorismo y narcotráfico, etc., pues el pueblo peruano se ha sentido asistido por la lealtad de sus Fuerzas Armadas dentro del más riguroso apego a las voluntades populares.
Es así que, por lo que entraña de sentido histórico y de lección pedagógica, es oportuno recalcar, ahora, cuando la institucionalidad constitucional sigue consolidándose, el concepto doctrinal definido por las Fuerzas Armadas: "El firme propósito de que nada ni nadie desviará la línea de conducta trazada constitucionalmente, que los gobiernos serán elegidos por las mayorías nacionales".
Esta es la convicción que perdura como la única posición legal que hará recuperar totalmente el cariño y la estimación de los peruanos y ayudará a erradicar de sus mentes los hechos e intentos de separar a las fuerzas armadas de su pueblo, indebidamente.

C. La Lección Democrática

El proyecto democrático es posible porque el Liderazgo Nacional y sus Fuerzas Armadas han asimilado las enseñanzas de anteriores fracasos. Un duro aprendizaje, pues se ha hecho con sangre a través de nuestra historia. Todos estos fracasos los tenemos que recordar para eliminar toda posibilidad de repetir las causas y los hechos, pues es la explicación de la lección aprendida para la democracia y tranquilidad estable que queremos y debemos disfrutar siempre.
Para ello, debemos recordar que la democracia acepta el pluralismo y la controversia inherente dentro del ejercicio de la libertad, con sus derechos y obligaciones y también procura regular el conflicto interno y externo con las fuerzas armadas, para garantizar estabilidad, gobernabilidad y continuidad institucional, sometiendo al sistema político a ciertas reglas como la atención e incentivación moral y económica coherente con las responsabilidades de preparación para la acción y los sacrificios hasta con la vida misma. Si tales reglas no se respetan no será posible el juego democrático deseable.

D. Constitución y Fuerza Armada

La proyección democrática del país hacia el futuro y la estabilidad institucional de sus Fuerzas Armadas, están respondiendo a un consenso nacional a través de un respaldo y apoyo mutuo, incluso con la pérdida y el sacrificio de muchas y valiosas vidas y, a la vez, con la necesaria sanción de todas aquellas personas frágiles que no supieron responder al fuerte impacto de la responsabilidad ética y moral exigentes.
Sobre las Fuerzas Armadas, la Constitución del Perú tiene establecida con la mayor claridad y precisión sus finalidades y misiones de defensa interior del territorio y protección del patrimonio y la soberanía nacional y, para cuando la seguridad integral lo requiera y exija, actuará contundentemente ante y contra todo adversario y/o enemigo de la seguridad de la Nación Peruana.
Asimismo, establece el principio de apoliticismo, el poder del voto otorgado, que implica, en su interior, conocer y mantenerse al margen de la controversia política, de las luchas interpartidistas, pues se orienta a preservar la unidad interna para el cumplimiento de sus misiones. También, la no deliberación que choca con los derechos de expresión, no obstante ello, se orienta a la obediencia, la subordinación, unidad de mando, moralidad y empleo útil de sus medios y propósitos más idóneos. Lo que no tiene nada que ver con el derecho al voto electoral de las Fuerzas Armadas y sus reglas de enfrentamiento.

E. Los Objetivos Democráticos

Para renovar y fortalecer la mística nacional por la democracia ha sido indispensable activar la capacidad creadora del país y ha demandado una redefinición de objetivos de bienestar y seguridad indispensables e ineludibles.
Esa redefinición tiene que hacerse en consonancia con los retos de protección de los intereses asumidos, para el desarrollo de la sociedad peruana, con las exigencias del Perú que aspiramos en el presente tercer milenio.
Ha llegado la hora, por el tiempo transcurrido de libertad republicana, de perfilar rutas innovadoras y actuar por el despegue del Perú, frente al desafío prospectivo de descentralización y regionalización macroeconómica y frente al atraso socio-económico que lo ha detenido por mucho tiempo, y así poder ocupar, cuanto antes, el espacio y sitial que, por calidad, méritos y seguridad, le corresponde en la comunidad internacional.
Este gran reto del Perú y particularmente de la sociedad democrática y sus fuerzas armadas tienen que ver con ese futuro de amplio, mutuo e integral entendimiento entre ambas. ¿Qué queremos en este tercer milenio? ¿Qué queremos que sea el Perú el año 2021 al celebrar 200 años de vida independiente?
Allí está el desafío. Un desafío para los entendimientos y acuerdos políticos, económicos, logísticos y estratégicos. Para que dejemos la rencilla estéril y propiciemos el acontecimiento maravilloso de la paradoja de unidad nacional dentro de la diversidad étnica, cultural y geográfica. Un desafío para la acción solidaria y mancomunada.
La democracia es posible por el equilibrio estable de consenso entre el bienestar y la seguridad. Estos y otros importantes objetivos tienen que ver con el Perú que todos queremos, y en esta gran tarea, toca a las Fuerzas Armadas un preponderante papel protector dentro del ordenamiento trascendente del país.

* Contralmirante MGP. Fundador y colaborador de «Foro Geomarítimo». Presidente Emérito de la Sociedad Geográfica de Lima.

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