Sin
Brújula en el mar
Roberto
Abusada Salah*
El mar peruano es el más rico del mundo, con una variedad
enorme de especies de peces, moluscos y crustáceos. La abundante biomasa de
anchoveta en el Perú ha originado la mayor industria de aceite y harina de
pescado del mundo. En la década de 1990 la pesquería fue responsable de más del
16% del total de las exportaciones peruanas. Contrastando con esta gran
riqueza, la institucionalidad que gobierna la pesca está plagada de vicios. El
Viceministerio de Pesquería, encargado de normar las actividades de pesca, ha
evidenciado durante años síntomas de incapacidad y falta de transparencia.
¡Durante el actual gobierno el viceministro de Pesquería ha sido cambiado cinco
veces en un solo año! El Instituto del Mar del Perú (Imarpe), responsable de
producir la información científica para la pesca y que el pasado fue una
institución sólida, ha perdido capacidades, transparencia y calidad. En el caso
de la anchoveta, por ejemplo, las mediciones de biomasa reportadas presentan
enormes y poco creíbles fluctuaciones en lapsos de tiempo cortísimos, mientras
que la cuota permisible de pesca como proporción de la biomasa ha ido
declinando sin justificación alguna.
Entre los varios elementos que explicaron la caída del
crecimiento de la economía en el 2014 están los llamados “shocks de oferta”, es
decir, circunstancias inusuales o fortuitas que determinaron una menor
producción. El ejemplo más dramático es el del colapso de la pesca de anchoveta
atribuida al calentamiento del mar. Tal calentamiento ha sido similar al
registrado en el 2012. Sin embargo, el año pasado la anomalía térmica del agua
se sumó a la norma dictada en agosto del 2012 que ha parcelado el mar peruano
en tres franjas que van desde la orilla hasta la milla 5, de la milla 5 a la
milla 10 y más allá de la milla 10.
EL AÑO QUE PASÓ
La industria pesquera fue
responsable de 0,3 puntos
porcentuales (S/.1.800
millones) en la caída del PBI.
Mientras la pesca artesanal puede pescar desde la orilla, la
pesquería “de menor escala” puede hacerlo desde la milla 5, relegando las
operaciones de la pesca industrial a operar solo a partir de la milla 10. El
aumento de la temperatura el año pasado causó la migración de la anchoveta al
interior de la milla 10, lo que originó el colapso de la pesca en los primeros
siete meses y un 2014 en que se terminó pescando menos de la mitad que en el ya
magro 2013. La industria pesquera fue así responsable de 0,3 puntos
porcentuales (S/.1.800 millones) en la caída del PBI.
Más allá de algún extraño fetichismo de querer contar de 5
en 5, no existe argumento científico o técnico para la parcelación marítima, la
cual es defendida por el Gobierno con tres argumentos: “redistribuir la riqueza
entre armadores” (los dueños de embarcaciones), “incrementar el consumo humano
directo” y “proteger el recurso”. Estos argumentos carecen de sustento en la
realidad; la parcelación no ha tenido efecto alguno sobre la biomasa de
anchoveta. Esta se ha mantenido estable en los últimos 12 años y no existe
evidencia de impacto sobre las demás especies. Increíblemente, mientras se proclama
el deseo de proteger el recurso, el Estado ha sido incapaz de establecer vedas
y otras reglas aplicables a la gran mayoría de las especies. A diferencia de lo que sucede con el camarón de
río, todos podemos comprobar la comercialización legal de especies con tamaños
cada vez más pequeños. Mientras tanto, la disponibilidad de anchoveta para
consumo humano directo ha caído de manera abrupta el año pasado a unas 55 mil
toneladas; menos de la mitad de la que estuvo disponible para la población en
el 2011.
Lo que sí ha logrado el Gobierno es el incremento de la
flota llamada de menor escala, que en la práctica se dedica a la pesca de
anchoveta, principalmente para la fabricación de harina. Aproximadamente la
mitad de toda esta flota es informal y permanece fuera del radar oficial
dedicándose a pescar anchoveta ilegalmente (más de 400 mil toneladas) para
abastecer plantas industriales ilegales o legales que procesan harina
ilegalmente.
Un signo adicional de deterioro institucional estará dado
por el extraordinario nivel de confrontación entre el Gobierno y la industria
pesquera, confrontación comparable a aquella vivida durante el gobierno
militar. Afortunadamente, esperemos que el nombramiento en setiembre pasado por
parte del ministro Piero Ghezzi de un competente viceministro de Pesquería
augure un mejor panorama a esta vital actividad.
NOTA
DEL EDITOR
* Director
del Instituto Peruano de Economía (IPE). Fuente: Sección OPINIÓN del Diario “El
Comercio”, edición martes 10 de marzo del 2015; pág. A21. Consulta 18/3/2015.