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martes, 20 de julio de 2010

Grau: nobleza y acero

NACIMIENTO Y LECCIONES DE MIGUEL GRAU SEMINARIO
Raúl Parra Maza*

La oportunidad del 27 de Julio de todos los años consagrada a glorificar el natalicio de Grau, constituye una conmemoración patriótica que coincide con la solemnidad anual de recordación de la Independencia del Estado Peruano, porque tanto el nacimiento a la vida cotidiana de Grau como la autonomía del Perú se grafican en el robustecimiento de la conciencia nacional y definitivo bautismo de sangre de múltiples batallas, personificando la dignidad en el culminante sacrificio del héroe máximo de la Patria.
Es así como los grandes hacedores de gloria y dignidad ejemplares serán siempre los medios generadores y radiantes ejes de la historia, como es el caso del nacimiento de Grau, quien con su vida e inmolación relievó el esplendor con virtud bélica y fondo de ternura de las proezas que honran la defensa y regeneración de sus hermanos connacionales.
Esta insuperable abnegación es el costo del conflicto creado por el liderazgo de un pueblo extranjero que tomó decisiones imborrables de agresión causando mezquinos e inhumanos hechos dolorosos a todo el pueblo peruano, decisiones que estoy seguro han quedado marcadas como estigma en sus propias memorias y conciencia del agresor.
Por ello creemos que ninguna figura de unión compleja se puede configurar en el bronce para perennizar, a la vez, al hombre y el suceso, pues no se llega a interpretar en líneas y materia el espíritu legendario del más grande héroe nacional, no obstante ello, Grau es una excepción.
El Almirante Grau es leyenda y espíritu de la nación por su valor en la contienda, su orgullosa abnegación que nos ha brindado dignidad, es la voluntad indómita de la defensa y solemnidad en el sacrificio. A él se le ofrenda con admiración las aclamaciones de la muchedumbre, por estar con su digna familia y a la vez, presente en el Parlamento con apoteosis, también en las batallas acompañado por hombres de admirable valentía. Todo ello se traduce en el clamor vibrante de la Nación entera.
Asimismo, se justifica resaltar el hecho premonitorio que en víspera del día de la Patria, el 27 de Julio de 1834, fuera la fecha del nacimiento de Miguel Grau Seminario.
Por estas y otras muchas razones, creo obligatorio conocer los reales detalles del nacimiento, vida y epopeya de Grau, quien a los 45 años de edad y al mando del “Monitor Huáscar” con sus heroicos tripulantes, se constituyó en nuestra primera y prácticamente única línea de defensa marítima y combatió hasta la muerte en Punta Angamos, legándonos inefables lecciones de preparación y protección del mar peruano.
Además, resultaría difícil encontrar a un personaje que acumule calidad humana y muchas otras virtudes como las que ostentó nuestro Gran Almirante.
Cambiando de óptica sobre el nacimiento y vida de Grau, deseo hacer recordar la expresión de un antiguo sabio Griego, tal vez hace mil años atrás, “… quien vive en el pasado pierde su presente; quien olvida su pasado pierde su futuro…”.
Esta afirmación permite revisar equilibradamente el pasado y presente de las relaciones Perú-Chile, para deducir las percepciones conflictivas de las memorias históricas que recrean una dialéctica que tiñe la realidad con expresiones colectivas que dificultan mejores entendimientos. Todo parece que ambos países actúan contra corriente mientras que hoy el mundo apuesta por la integración.
También, permite reescribir la historia enfocando memorias dentro de las inducciones de la postmodernidad que exige evolución de paradigmas y obliga criticar los relatos históricos con visiones renovadas del mundo.
Pero, al mismo tiempo, hay que considerar a la política en todos sus aspectos, como elementos fundamentales entre la historia, las memorias y las expresiones colectivas, pues resulta que el pasado está ocupando posiciones de privilegio en los debates públicos, sustituyendo al futuro en la referencia prospectiva y en el debate político; tan es así, que la Nación Peruana parece saturada de pasado histórico, confundiendo el presente real que impide distinguir su realidad y su prospectiva trascendente.
Prueba de ello son los referentes más mencionados en el debate peruano: al Geo-estratega Diego Portales y sus planteamientos de expansión chilena y liderazgo en el Pacífico sudamericano, un pensamiento del siglo XIX que se cree vigente hasta la actualidad, fomentando desconfianza y la premisa de amenaza de agresión chilena sustentada en el control de los recursos naturales con que cuenta el Perú y que son escasos en Chile.
Asimismo, cuando revisamos el nervio central de las memorias chilenas encontramos que difunde la imagen de un país victorioso y estructura discursos nacionalistas en función de una superioridad económica y social obtenida tras su éxito militar.
En este sentido, sin afectar en lo absoluto y específico las Políticas de Estado y de Gobierno sobre seguridad integral y defensa nacional por ambas partes, se puede concluir sobre la conveniencia de cambiar el pretérito interpretativo por la postmodernidad en el juego y tablero de las relaciones entre ambos países.
Todo este recuerdo y análisis actualizado son parte de las inefables lecciones que nos ha legado nuestro ejemplar héroe nacional Miguel Grau Seminario y Gran Almirante del Perú, con su voluntad indómita y solemne sacrificio. Lima, Julio de 2010
* Contralmirante MGP. Presidente Emérito de la Sociedad Geográfica de Lima.

jueves, 15 de julio de 2010

Mar Peruano: gran personaje

SÍNTESIS GEOPOLÍTICA DE NUESTRA NACIONALIDAD
José Luis Bustamante y Rivero*

El «hábitat geográfico» del Estado se caracteriza, pues, por una conjunción indisoluble de dos espacios contiguos y articulados al servicio del hombre: el espacio terrestre y el espacio marítimo, estrechamente compenetrados entre sí, unas veces por la plataforma continental (prolongación submarina del territorio emergente) y siempre por factores telúricos y geofísicos, […]

Hombre, Territorio y Mar constituyen hoy un tríptico de elementos inseparables en el que el segundo de ellos, el territorio, tiene como natural fracción integrante al último, el espacio marítimo aledaño, para construir entrambos el hábitat del Hombre de esa tierra, primer elemento del tríptico y beneficiario de los recursos naturales de los otros dos, a cuya sombra existe, subsiste y prospera.

A la luz de esta visión integracionista, en que tiene su parte la ciencia pura, el detalle de la limitación por medidas convencionales de la anchura del mar territorial resulta una ocurrencia ingenua o, en el mejor de los casos, un recurso político disculpable para tantear soluciones, pero erróneo en sí mismo. Las dimensiones del mar territorial no pueden depender de antojadizas convenciones humanas, sino de las normas inflexibles que traza la Naturaleza para el armonioso concierto de los mecanismos naturales.

La solución plausible no puede ser otra que dejar a la seriedad y responsabilidad de cada Estado la investigación de su propio caso y la fijación soberana de la línea externa del mar territorial de su pertenencia.

Pero lo que hoy es más fundamental en el concepto de mar territorial es su aspecto sociológico y humano y, consecuentemente, las derivaciones económicas que se siguen del aprovechamiento de los recursos naturales en él existentes para beneficio de los habitantes del territorio ribereño.

Y he ahí cómo de ese examen [de la realidad peruana] resulta que el Perú no es unicamente un pueblo de un territorio; que en la noción de “Perú” incide una trinidad de factores, humano el uno y geográficos los dos restantes; y que junto al factor territorial, el marítimo, adherido orgánicamente a aquél y confundido con él en unidad funcional indivisible, participa en la formación del hábitat del hombre peruano para constituir con éste último un solo ente nacional. Hombre, Territorio y Mar representan para los peruanos la síntesis geopolítica de nuestra nacionalidad.

* Jurista Internacional. Ex presidente del Perú. Ex presidente de la CIJ. Extractos del Prólogo de la Historia Marítima del Perú, El Mar: Gran Personaje. Tomo I, Vol. 1, (pp. 29, 30 y 43). Lima: IEHMP, 1977.