UNA VISIÓN DEL CONCEPTO DE BIENESTAR, SEGURIDAD Y DEFENSA NACIONAL
Raúl Parra Maza*
En las últimas décadas del siglo XX hemos visto los cambios que se produjeron como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, las guerras de Corea, de Vietnam y las guerrillas pro-comunistas y terrorismo por el mundo, así como la Guerra Fría que finalizó sin pena ni gloria, pero con elevadas pérdidas de vidas humanas y el sacrificio de grandes potenciales tangibles e intangibles que resultaron desperdiciados por la destrucción de infraestructura, de organizaciones e instituciones para el desarrollo de naciones y de los servicios esenciales para la vida.
También, en el Perú, hemos sido testigos del tránsito de gobiernos de diversas tendencias con supuestos que ellos pudiesen lograr, para el pueblo, mayor bienestar y felicidad, sin embargo hasta hoy este objetivo aún no ha podido cumplirse integralmente.
Nadie puede dudar que el ejercicio profesional de carreras civiles, sobre todo de política es importante, pues hace a las personas profesionales capaces de ejercer el arte de dirigir, gobernar y liderar. Se organizan en empresas, partidos o grupos independientes con distintos fundamentos administrativos, filosóficos e ideológicos, pero todos con un objetivo común: “Lograr el bienestar otorgando felicidad personal en concreto”, fundamentos que han consolidado las ideas sobre el sistema democrático como el menos imperfecto para el logro de los objetivos nacionales.
Asimismo, resulta importante tener en cuenta que por formación, los miembros de las fuerzas armadas, son profesionales de la guerra que actúan en todos los espacios de tierra, mar o aire; por tanto, es su obligación dominar este arte con el objeto de obtener victorias, coadyuvar a mantener la paz y bienestar del Estado.
Son pues, el ejercicio civil, sobre todo de la política y el dominio del arte militar, dos honorables ámbitos profesionales, distintos por naturaleza, pero en esencia interrelacionados, no obstante que sus campos de acción están propiamente delimitados y son no competitivos.
Al respecto, nuestro país, posee potencial humano y recursos naturales, en calidad y cantidad suficientes para poner en funcionamiento la poderosa maquinaria del desarrollo sostenible con la necesaria garantía de seguridad por medio de una defensa actualizada, moderna y efectiva.
Sin embargo, esta tarea no es sólo para iluminados, pues son los sectores de nuestra sociedad, los actores responsables para ello. En este sentido, el concepto de seguridad en cualquier época, implica la existencia de amenazas internas y externas, también de desastres naturales. Esto es aplicable a ordenamientos territoriales, fronteras, vinculaciones externas, etc., lo mismo que a las personas, dentro de los retos y desafíos que intentan la obtención de sus intereses y aspiraciones.
En todos los análisis de la realidad peruana, encontramos que la pobreza, la ignorancia, la precaria idoneidad y el atraso socio-económico son las causas más profundas de inestabilidad, inseguridad, injusticia y de los más graves riesgos para la democracia. Estos defectos son capaces de generar, todo tipo de convulsiones sociales y constituyen actualmente las reales amenazas a la seguridad interna y externa del país.
Es evidente, entonces, que el propósito de la seguridad integral es establecer protección para alcanzar el bienestar general del país abarcando todos los espacios circundantes para el desarrollo sostenible; de tal manera que el Perú disfrute de paz, armonía, respeto y confianza, promoviendo simultáneamente la eliminación de todo intento que implique vulnerar el desarrollo socio-económico, militar y tecnológico.
También hay que atender al estamento militar, que tiene obligaciones de dar seguridad y garantías contra riesgos y desafíos que afecten al país, a través del sistema de defensa preparado estratégica, logística y moralmente incentivado, respetando la organización y culturización del pueblo, la conservación del ambiente, garantizando la independencia, la soberanía y la integridad territorial, la observancia fiel de los tratados, convenios internaciones y los derechos humanos, todo esto con el presupuesto de una democracia segura y eficaz.
Por tanto, no es factible la seguridad integral, eliminando o reduciendo unilateral e indiscriminadamente a las fuerzas armadas sino preparándolas para la defensa de los objetivos estratégicos del país en tierra, mar y aire, ante cualquier agresión interna o externa y proteger los intereses nacionales en el exterior.
TÉRMINOS DE REFERENCIA PARA EL DIAGNÓSTICO DE LA SITUACIÓN
1. Los últimos años del siglo XX se han caracterizado por la rapidez, amplitud y dramatismo de los cambios que han acontecido en el escenario nacional. El sistema de equilibrio de vida de las últimas tres décadas es hoy objeto de una revisión profunda. Tanto en lo político como en lo socio-económico y castrense; la posición relativa del país se ha visto alterada, pues nuevos polos geoeconómicos y posibilidades en las relaciones con el interior y externas son un signo distintivo del momento, dentro de una intervinculación movilizada por los avances de la ciencia y tecnología.
2. Asimismo, internacionalmente las grandes expectativas que produjo el fin de la Guerra Fría han resultado, por lo menos apresuradas. El surgimiento de las democracias y de la economía de mercado no ha constituido la panacea global que, en forma prematura, se anticipó. Durante las últimas décadas del siglo pasado una gran cantidad de resentimientos y rivalidades, ambiciones y odios se mantuvieron encubiertos, bajo la cortina del llamado “equilibrio nuclear del terror” que aún perdura en la actualidad.
Al disminuir este equilibrio, antiguos reclamos han dado pie a resurgimientos de conflictos para adquirir territorio, modificar fronteras, romper dominaciones históricas, ideológicas, religiosas, etc., y corregir agravios de conflictos del pasado, alcanzar sueños de control económico y de recursos naturales. Ahora, el siglo XXI ha heredado nacionalismos fundamentalistas y fanatismos que son responsables, en algunos casos, de las crisis entre y en los Estados. Un ejemplo reciente es la gran crisis económica y estratégica mundial del 2009 y que aun ahora agobia a los países.
3. En términos castrenses se puede decir, que por más de 40 años Estados Unidos y sus aliados pelearon y ganaron la Guerra Fría. En Latinoamérica ese resultado costó muchas pérdidas económicas y de vidas, ese fue el precio para que el comunismo internacional no ocupara un espacio geográfico fundamental para su triunfo final.
Sin embargo, a la hora de usufructuar beneficios del triunfo, los países latinos aliados y entre ellos el Perú, no parecen encontrar situaciones favorables, pues están endeudados, con enfrentamientos no resueltos entre sus clases sociales, con terrorismo, narcotráfico y corrupción. Las democracias se encuentran de cara al desafío que significa satisfacer las necesidades y carencias que sus sociedades reclaman.
4. También, sabemos que en la antigüedad, las desigualdades eran toleradas porque los continentes estaban separados y caracterizados por un distanciamiento cultural. En la actualidad el mundo se ha vuelto más próximo e interrelacionado, las noticias corren a tiempo real, lo que también ha caracterizado un debilitamiento político masivo que hace que las desigualdades se vuelvan no tolerables. Divulgar este concepto estimula un rechazo de la clase política y en un futuro próximo este rechazo puede ser incentivado, expresándose más como un resentimiento a través de una acción organizada.
5. Así, la democracia no puede fortalecerse sobre un horizonte de ignorancia e indigencia, pues, la paz, la seguridad y la estabilidad son y seguirán siendo inciertas, mientras no sean reducidas, tanto que producen la desesperanza que causa creciente e incontrolables flujos migratorios, al igual que los fracasos para derrotar al terrorismo y narcotráfico, el incremento de las epidemias, la explotación irracional del medio ambiente, etc. En suma; son causales de inseguridad, precaria libertad y otros riesgos que se enfrentan en el país.
6. En el Perú, muchos están sintiendo estas desfavorables condiciones y exigen se le permita encontrar su propia identidad, desarrollarse en sus medios sociales y proteger sus recursos humanos y naturales con el respaldo de la seguridad integral que debe proporcionar la defensa nacional.
No cabe duda que un país funcionando bajo un complicado ordenamiento y desarrollándose simultáneamente, donde juegan infinitas variables que atentan contra el equilibrio y la paz, es difícil imaginarlo sin conflictos.
En conclusión, podemos asumir que el Perú, está agobiado por la confusión filosófica de su pasado histórico, lo que augura períodos de difícil prospectiva. Los principales desafíos tienen simultáneamente dimensiones geopolíticas, socioeconómicas e ideológicas.
El primero pertenece al reacomodo geopolítico luego del colapso ideológico de regímenes totalitarios, resultando conflictos vecinales y regionales por contraste de desarrollos relativos. El segundo involucra fundamentalmente las crisis producidas por insatisfechas respuestas que viene mostrando la misma democracia representativa. El tercero sopesa las posibilidades de nuevos conflictos dominantes que pondrán a prueba la eficacia y estabilidad de los propósitos y objetivos logrados y por alcanzar.
Todo esto, implica el aumento de crisis de intereses político económico y de seguridad, especialmente cuando las demandas racionales tienen respuestas intolerantes, lo que determina revaluar obligatoriamente los conceptos estratégicos de bienestar general, seguridad integral y defensa nacional.
*Contralmirante MGP. Presidente Emérito de la Sociedad Geográfica de Lima.
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