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jueves, 28 de octubre de 2010

Hermosa misión: reconstruir la identidad nacional

EL ORGULLO NACIONAL REQUIERE UNA HISTORIA
Hugo Ramírez Canaval*

Los peruanos deberíamos tener un Objetivo Nacional único: “RECUPERAR LA SITUACION HEGEMONICA EN ESTA PARTE DEL MUNDO”, esa que teníamos cuando nuestros marinos fueron los primeros de estos mares, que dieron la vuelta al mundo en un buque a vapor; esa situación que teníamos cuando Lima fue la primera capital sudamericana que iluminó sus noches, o la que en 1866 nos permitió auxiliar a los chilenos que según cuenta su propio historiador Francisco Encina, vinieron a pedir apoyo porque su pueblo había entrado en pánico ante la presencia de la misma escuadra española que los peruanos vencimos solos aquella mañana del glorioso 2 de Mayo de 1866 en el Callao.

Los peruanos tenemos el orgullo nacional dañado porque nuestros estudiantes nunca han escuchado eso del “pánico” por allá, y tampoco eso de la misma escuadra, con el agravante de que se nos cuenta solamente las desgracias de 1879, sin aclarar que esa guerra nos la hizo el poder inglés usando a los chilenos.

El orgullo nacional se reconstruye de mil maneras y poco a poco. Uno de los medios más eficaces –creo yo- es la historia. La historia de nuestros ancestros. Cuando la mayoría de los peruanos seamos conscientes de la grandeza de nuestros antepasados durante la Campaña Naval de la Guerra del Guano y el Salitre, incluidos los actos de valor y profesionalismo de los nuestros frente a los de cobardía o incapacidad profesional de los enemigos, estaremos en capacidad de reconstruir el orgullo nacional que está muy descuidado y no es justo para con la memoria de nuestros héroes. En estos días en los que el orgullo nacional se está revalorizando sin que los peruanos estemos haciendo nada más que adecuarnos a las exigencias de la vida diaria que el crecimiento nos trae, es tiempo de sentarnos a ver qué tareas debemos asumir para ser actores en esta hermosa misión de reconstruir una identidad nacional acorde con la inigualable herencia que hemos recibido, y que nos permitirá organizar los esfuerzos para alcanzar nuestro Objetivo Nacional único, que en el camino irá generando otros complementarios.

Ahora que los niños peruanos ya no cantan más esa apócrifa y humillante estrofa de “largo tiempo…”, es momento de insistir en que la modernización en el sector Educación, no debe quedarse en la capacitación del maestro, debe incluir que los programas escolares vuelvan a considerar la enseñanza del curso de Historia del Perú, que no siga siendo un apéndice de las ciencias sociales sesgadas. Una historia que siendo realista se escriba sin pensar en que: “a lo mejor no le gusta a… el enemigo”. Si hablamos de currículo, debemos volver a pedir los valiosos cursos de Educación Moral y Ética, así como ese complemento significativo de la Instrucción Pre Militar, que tanta falta nos hacen desde la década de los 70 del Siglo pasado; además –por supuesto- de los que propongan o dispongan los entendidos.

Estamos en el “Mes de la Gloriosa Marina de Guerra del Perú”, una oportunidad especial para levantar la moral de los peruanos, propicia para saludar a los herederos de Grau y para rendir homenaje a los peruanos que en aquella desigual guerra, defendieron el honor nacional luchando en el mar sin medios... ¡Sí, sin medios! debido al tradicional abandono irresponsable de los políticos, que desgraciadamente, se repite en estos días…

El estado de indefensión en que nos encontramos, ha permitido que los halcones del sur, que están desesperados porque se les viene de La Haya el fallo contrario a las falsas expectativas que le han creado a su pueblo, nos están mandando a decir con los políticos, que: “se han armado para hacer respetar las fronteras actuales”, que –por su puesto- son las que arbitrariamente han trazado ellos en sus mapas. Tan valientes… pero no dejan de buscar el apoyo de Bolivia ni de “lloriquear” ante Ecuador… ¡Hasta que el Presidente Correa ha hablado muy claro y les ha dicho no!

Es preciso remarcar el hecho de que la mentira hacia su pueblo, es tradicional en los dirigentes chilenos. Una de las que más citan es esa de que en 1879, 2 países más poderosos atacaron a Chile y que ellos ganaron la guerra porque son un pueblo superior. Mintiendo, les han hecho creer que son valientes, pero actúan así solamente cuando son varios frente a uno. Los peruanos que no conocen eso del “pánico” de 1866, creen que el roto es valiente… En realidad, no debería importarnos que lo digan; pero es que no es solamente que lo dicen… cuando están fuertes, se ponen antipáticos, como ahora que se encuentran armados como para hacerle la guerra al mismo tiempo a Argentina, Brasil, Bolivia y Perú…¡El problema es de ellos, porque no tienen hombres!

No confían en su pueblo porque saben que solamente son brabucones… Con sus mentiras les han creado un falso sentimiento de superioridad que tiene eco por el ancestral complejo de inferioridad y las envidias de ese pueblo, que se traducen en odio… ¡La megalomanía es el extremo opuesto del complejo de inferioridad!. Tenemos que decirlo: el hecho es que hombre a hombre, nunca fueron superiores, y eso es lo que me propongo demostrar, en beneficio del orgullo nacional.

El mejor laboratorio para esta demostración lo tenemos en los libros chilenos de historia que tratan de la Campaña Naval de 1879, en la que actuaron hombres, más que máquinas. Por eso creo que la mejor manera de mostrar las valías de nuestra raza, es mostrando las diferencias de hombre a hombre, con quienes – por la historia mal contada- algunos peruanos les permiten ser patanes, malcriados y hasta prepotentes. Un problema es que los historiadores de ambos lados, tergiversan la realidad: los chilenos, que a veces cuentan la verdad, pero siempre sacan conclusiones según la conveniencia del propósito nacional de crear una falsa imagen de superioridad sobre los peruanos; por otro lado, mientras respetan la imagen de Grau, minimizan o denigran la actuación de todos los demás peruanos.

En cambio, nuestros historiadores nunca nos cuentan de actos de cobardía o de incompetencia profesional de los chilenos. En lugar de enseñarnos los motivos que podrían alimentar un justo orgullo nacional, se preocupan de contarnos de las derrotas, sin aclarar que esa guerra nos la hizo el poder inglés que estuvo detrás de Chile, armándolos y preparándolos durante 10 años y además, oponiéndose a que cualquier país nos venda los buques que tardíamente podíamos comprar.

Por esa historia incompleta y mal contada, algunos han crecido con la impresión de que perdimos aquella guerra ante las capacidades de un pueblo mejor, lo cual es falso, como veremos.

Al conocerse la declaratoria de guerra el 5 de Abril de 1879, todos los peruanos se prepararon para defender el honor nacional a pecho pelado, sin pedir auxilio a nadie… Los pueblos que tienen hombres, afrontan su destino. Pero no siempre es así… Hay pueblos que no tienen hombres y ante una amenaza, entran en “pánico” y buscan quien los defienda, como ya sabemos que cuenta Francisco Encina…¡Qué diferente sería nuestra vida si siempre se nos hubiera informado que la escuadra española que vencimos solos aquel glorioso 2 de Mayo de 1866 en el Callao, era la misma que 4 meses antes, había causado pánico entre los chilenos!.

El día que nuestros niños escuchen a sus profesores que les hablan de estas realidades sobre la manera de responder a la hora de la verdad, que tenemos los peruanos y los chilenos, crecerán con otra sensación sobre el orgullo nacional, y se reirán de las bravatas de nuestros vecinos.

Si nos ubicamos en la Campaña Naval de 1879, encontraremos fácilmente, que en el aspecto humano no había comparación… Para empezar, sabemos que el gobierno chileno no confiaba en sus combatientes del mar, pues, al inicio de las operaciones nombraron a 2 civiles: el abogado Rafael Sotomayor, como Ministro de Guerra en Campaña, para controlar al almirante, y a otro abogado Eulogio Altamirano, como Comandante General de la Marina.

Al respecto, el historiador italiano Tomás Caivano dice: “El Perú casi sin marina, tenía marinos valerosos e inteligentes que sabían sacar todo partido posible a los débiles y mezquinos elementos puestos a su disposición, mientras que Chile con una magnífica marina que en otras manos hubiera sido poderosísima, carecía completamente de buenos marinos.”. Después de varios comentarios relacionados, termina diciendo: “…es necesario forzosamente sacar como conclusión que los capitanes chilenos eran, o infinitamente pusilánimes o infinitamente ineptos e incapaces de concebir y llevar a cabo el más sencillo plan de campaña”.

Las pruebas de incompetencia o las de cobardía en la escuadra chilena, se dieron desde el primer día de la guerra. En la primera semana, llegamos al 12 de Abril, cuando se dio un caso patético de cobardía frente al enemigo. En efecto, en aquella fecha sucedió algo que se conoce como Combate Naval de Chipana, cuando el buquecito más pequeño de ambas escuadras, la cañonera peruana Pilcomayo de 600 TM –una bolichera de estos días- con un cañoncito de 70 libras en la proa que disparaba bolitas de fierro que se cargaban por la boca como en los arcabuces de Pizarro, persiguió por más de una hora –hasta que le falló la caldera- a la corbeta chilena Magallanes, un buque moderno que tenía 2 cañones de 150 libras –el doble de poder y alcance- y 3 de 70 libras, modernos que se cargaban por la culata, como los de ahora. Tenemos el Parte Oficial del Combate que eleva el Capitán de Fragata Juan J. Latorre, el mejor oficial chileno, Comandante de la Magallanes, que dice en el párrafo pertinente: “Esta lentitud en sus movimientos, nos permitió avanzar ventajosamente obligándolos, además, a emprender en seguida el de caza. A las 11:50 AM se puso de través la Pilcomayo, rompiendo sus fuegos sobre la Magallanes… disparándonos siempre con su cañón de proa… Por mi parte, a fin de no perder lo ventajoso de nuestra posición, no contesté absolutamente los fuegos de la Pilcomayo”.

Con este caso, tenemos un buen ejemplo de cómo razonan en su afán de mostrar una “superioridad de raza”, dando como victoria una vergonzosa corrida en combate. El historiador Luis Langlois repite todo lo que dice el Parte ya citado, y agrega: “Este combate iba a demostrar la incapacidad del jefe peruano y a la vez mostró la pericia y valor del comandante chileno… el éxito corona una vez más a quien arriesga y afronta con valentía y decisión la empresa”.

Otro ejemplo de esa clase de hombres, la tenemos en el Combate Naval de Iquique el 21 de Mao de 1879, día en el que el chileno Condell, comandante de cañonera Covadonga, nos da otra muestra de cobardía frente al enemigo y luego de vileza, cuando regresa para cañonear a los náufragos de la Independencia, de la que huía.

Veamos lo que cuenta un chileno. El historiador Carlos López Urrutia, dice: “Condell al verse atacado por la Independencia decidió desobedecer las órdenes de Prat y emprender la retirada... More trató de maniobrar con el fin de atacar a la Covadonga con el espolón (el cañón de proa se le había desmontado al 2do. disparo)…la Independencia se varó en el bajo y era tal su velocidad que la quilla quedó destrozada y el buque excesivamente escorado. Condell gobernó de manera que se situó con su buque en la popa del varado, de tal manera que podía Cañonearlo a su gusto sin peligro de ser alcanzado…Condell estaba entusiasmado con su victoria tan espectacular y completa…”.

Sabemos que Grau con el Huáscar hundió la Esmeralda y que Prat, el comandante que supo afrontar su destino valientemente, murió en la cubierta del Huáscar, donde cayó a consecuencia del terrible espolonazo. Luego, Grau rescató del mar a 5 oficiales y 57 tripulantes, en los mismos instantes en que Condell ametrallaba a los náufragos de la Independencia, apenas 10 millas al sur.

El historiador italiano Tomás Caivano, relata la persecución y la varadura, y dice: “¿Qué hizo entonces la Covadonga?...cañonear impunemente por más de 40 minutos a los náufragos… ¡Cuál diferencia entre la conducta de la Covadonga y la del Huáscar!. Mientras el comandante del Monitor peruano hacía todo humano esfuerzo por salvar a los náufragos de la Esmeralda, el de la nave chilena se encarnizaba contra los igualmente náufragos de la Independencia… asesinándolos bárbaramente…”. Continúa y dice: “Sin embargo Chile celebró semejante acontecimiento como la más espléndida victoria de cuantas fueron conseguidas en el reino de los mares desde la creación del mundo…”.

Con la captura del Rímac, el mejor transporte chileno, acaecida el 23 de Julio de 1879, el pueblo chileno se pintó de cuerpo entero, o mejor, diría ¡Se despintó!. Así nos lo muestra la carta del presidente chileno Pinto, a su ministro de guerra en campaña, Sotomayor, que le dice: “La interpelación en el Senado y las escenas vergonzosas acaecidas con motivo de la pérdida del Rimac, me han dejado la convicción de que nunca debimos comprometernos en la guerra.”. El buque chileno, capturado por la Corbeta Unión, trasladaba el mejor regimiento de caballería chileno, de 300 plazas con sus caballos, cañones, 300 fusiles, 200 mil tiros de munición, víveres, 1000 TM de carbón inglés, documentos, correspondencia, etc. Todos los historiadores coinciden en que los oficiales entraron en pánico y los tripulantes y la tropa saquearon el buque, y en Santiago apedrearon Palacio, tuvo que intervenir la tropa, renunciaron el Ministro de Guerra que había sido apedreado por las turbas, así como Altamirano y varias autoridades…

En su Parte Oficial, el Capitán de Fragata Ignacio Gana, dice: “…hice alistar la bandera de parlamento que fue izada y el fuego cesó en el acto... el buque fue entregado bajo parlamento… el honor de las armas de Chile se ha salvado incólume…”.

Es bueno aclarar que el Rímac era un buque artillado, tenía 5 cañones más poderosos que los de la Unión, y el comandante ni siquiera intentó defender el honor de su bandera. La bandera rendida fue entregada por un coronel y 2 comandantes a un Teniente Segundo peruano, quien tomó posesión del buque presa, en nombre del gobierno peruano.

El hecho, es que la captura del Rímac, a espaldas de la escuadra chilena que supuestamente ejercía el dominio en esos mares, fue un resonante triunfo de los marinos peruanos y una nueva muestra de la incapacidad y de la cobardía de los enemigos de entonces.

Estas líneas son la mejor prueba de que hombre a hombre, los peruanos somos superiores, y les decimos: ¡A la razón, con razones…a la fuerza, con más fuerza!

* Contralmirante MGP. Colaborador de «Foro Geomarítimo». Discurso en la Casa Museo Grau. Lima, 13 Octubre 2010.

sábado, 23 de octubre de 2010

Desafío de los peruanos de hoy por el futuro

Perú: dos siglos que nos acusan, interpelan y señalan
Alfonso López Chau*

Una Nación Competitiva en lo Económico
Nuestras cuentas macroeconómicas son estables. Somos el primer productor mundial de plata, el primer productor mundial de harina de pescado, el segundo productor mundial de cobre, el segundo productor de zinc. Nuestro producto interno bruto ascendía en el 2000 a 53,377 millones de dólares, hoy en el primer semestre del 2010, asciende a 141,414 millones de dólares. La deuda pública neta ascendía a 37%del PIB, hoy solo asciende a 12.6% del PIB. Las exportaciones totales llegaban a 7,000 millones de dólares en el 2000, hoy llegan a más de 31.000 millones de dólares. La inversión directa extranjera solo ascendía a 810 millones de dólares en el 2000. Hoy, en el primer semestre del 2010 llega a 5,400 millones de dólares.

Nuestras reservas internacionales netas, sólo llegaban a 8,180 millones de dólares en el 2000, hoy, al 7 de octubre del 2010, ascienden a 43 mil, millones de dólares.

La inflación promedio durante el periodo 2001-2009, es de 2.2%. Durante el periodo que va del 2001 al 2010, el Perú creció más que Brasil, más que Argentina más que Chile. El Perú en esta década ha crecido más que todos los países de América Latina. Nos sentimos orgullosos de nuestra gastronomía, de nuestro Premio Nobel.

Somos el primer productor mundial de espárragos, el segundo de páprika, el 4to productor mundial de mangos, el 3ro de alcachofas y el 4to productor mundial de palta.

El crecimiento de lo que se conoce como la vanguardia agroexportadora (espárragos, paprika, mangos, alcachofas, paltas y uvas), ha sido espectacular.

Todo, todo esto, está muy bien. Pero, debemos recordar que éramos el primer productor mundial de guano y de salitre, que no aprovechamos la bonanza. Recordemos que Jorge Basadre dijo, que esa fue una prosperidad falaz, y por falaz, estuvo en el antecedente de nuestra derrota momentánea. Momentánea porque en el tiempo de la historia. En el tiempo de Dios, todo es momentáneo.

Recordemos, relativicemos y aprovechemos los éxitos de hoy, para avanzar. Recordemos que las exportaciones de cobre, oro, zinc y las remesas, suman el 60% de nuestras exportaciones totales y que esos minerales no nos van a durar siempre. Recordemos también que las remesas, es decir los dólares que envían los peruanos que salieron a trabajar a España, Estados Unidos, Chile o Argentina, representan un monto mayor, mucho mayor que la páprika, que los espárragos, que los mangos.

Las remesas de los peruanos que salieron en busca de empleo superan en monto, a toda la vanguardia agroexportadora junta.

Recordemos que si bien somos el primer productor mundial de plata, sólo exportamos el 1% con valor agregado.

Esto debe ser mejorado, esto debe ser corregido, esto debe ser cambiado ¿Cómo corregirlo?: en el campo del comercio internacional, sujetándonos a dos principios, sobre todo con los vecinos: equidad en el comercio y ganancias estratégicas compartidas. ¿Cómo corregirlo?: poniendo el cerebro, la inteligencia de los peruanos en cada cosa que produzcamos, en cada bien que exportemos de manera creciente a todas partes del mundo. Si lo hacemos, estaremos haciendo innovación tecnológica, si lo hacemos estaremos generando valor agregado, y si generamos de modo creciente valor agregado, seremos competitivos, y si somos competitivos, nos estaremos industrializando; y si nos industrializamos, nos estaremos desarrollando y si nos desarrollamos estaremos siendo contundentemente disuasivos. Estaremos ocupando un lugar digno en el concierto mundial de las naciones.

Una Nación Competitiva en lo Político
Permítame primero decirles lo que debemos superar, lo que debemos evitar en el campo político. Lo que no se debe volver a repetir:

Imaginemos, aunque sea por un instante, un lugar, un lugar físico que refleje de manera objetiva la historia de la clase política. La historia del poder en el Perú: imaginemos ahora que ese lugar físico es el Palacio de Gobierno. y veremos que en él o por él; Castilla dejó como sucesor a José Rufino Echenique. La intransigencia posterior de Echenique frente a los seguidores de Manuel Ignacio de Vivanco -derrocado anteriormente por Castilla- desembocó en guerras civiles que ensangrentaron al país. Volvió Castilla aliándose con los vivanquistas y nombró como sucesor a Miguel de San Román.

Echenique se enfrentó a Castilla para pactar con él posteriormente durante el gobierno de Juan Antonio Pezet, cuando Castilla ejerció la presidencia del Senado y Echenique la de la Cámara de Diputados. Mariano Ignacio Prado venció a Pezet con la ayuda del coronel José balta. Más adelante, Balta derrocó a Mariano Ignacio Prado. Balta fue asesinado en 1872, siete años antes de la guerra entre Perú y Chile. Después vino la presidencia de Manuel Pardo. Piérola -“el califa”– se sublevó contra Pardo. El Congreso de Pardo declaró traidor a Piérola cinco años antes de la guerra con Chile, y Mariano Ignacio Prado volvió a la presidencia. Abandonó el país en momentos dolorosos. Dos años antes de la guerra de 1879, Manuel Pardo y Manuel Ignacio Prado entablaron una de las luchas políticas más violentas de la historia peruana. el 16 de noviembre de 1878, cinco meses antes de la conflagración, Pardo fue asesinado. Cáceres y Piérola se enfrentaron posteriormente. Leguía asumió poderes dictatoriales. Sánchez Cerro derrocó a Leguía. Vinieron después Benavides y Manuel Prado. Odría derrocó a Bustamante, Pérez Godoy a Prado, Lindley a Pérez Godoy, Velasco a Belaúnde y Morales Bermúdez a Velasco. Vinieron luego Belaunde, Alan García y Fujimori. El gobierno de transición de Valentín Paniagua, Toledo y Alan García y aquí estamos. Con esta historia que algunos califican de intrigas y traiciones, son dos siglos que nos acusan, que nos interpelan, que nos señalan.

Para superar esta historia, el sistema político debe ser uno que provea líderes, porque necesitamos líderes como el agua. Necesitamos un sistema de partidos que no tenemos. Necesitamos un sistema de tres grandes partidos. Necesitamos partidos institucionalizados que no tenemos.

De otro lado, necesitamos realizar el balance del proceso de descentralización y regionalización. No es posible que se dilapiden los dineros de la nación en monumentos al árbitro, al lagarto y a la ojota. Necesitamos una regionalización libre para afirmar la grandeza y unidad de la nación peruana. Libre para acrecentar el poder exportador del Perú. Libre para acrecentar el valor agregado. Libre para desarrollar y potenciar la ciencia, la tecnología y la innovación tecnológica de los peruanos.

Una Nación Competitiva en lo Militar
Ser competitivos en lo militar significa ser disuasivos; pero el concepto de competitividad supone y abarca a la disuasión. Disuadir es desalentar a alguien a robar, a agredir, a invadir, porque el costo de intentarlo es mayor. La competitividad, en cambio en el campo militar, no está restringida a los bienes materiales, a las armas quiero decir. Está referida también al personal, al ser humano, al soldado y al general, al marinero y al almirante, al aviador y al comandante general.

En este campo son públicos los reclamos y la protesta de la familia militar, a tal punto que un respetado columnista del diario El Comercio, Hugo Guerra, se preguntaba, si acaso, “todo este maltrato a las FF.AA obedece a una cuestión ideológica, incomprensión de roles, odio, incompetencia o intereses ocultos”.

En este campo nunca es poca la reiteración: nadie debe olvidar que toda indiferencia a los esfuerzos de defensa termina por afectar estratégicamente a todo esfuerzo para preservar la paz. Baste sólo recordar el sentido reclamo del almirante cuando en medio de premios y condecoraciones se preguntaba con firmeza, parecía decirse, está bien, pero díganme ahora: ¿cuándo llegan las granadas Palliser para mi buque?, el almirante preguntaba por los instrumentos, para defender, para servir.

Todo lo anterior, sin embargo, no son sino cifras, fechas y demandas. Una nación sin mística, sin avivamiento, sin fe, sin ideales, corre el riesgo de convertirse en una continuidad sin alma.

Para que eso no sea así, Manuel González Prada señalaba que hay épocas en que todo un pueblo se personifica en un solo individuo: Grecia en Alejandro, Roma en César, Francia en Napoleón. El Perú de 1879, el Perú de hoy, y el Perú del futuro se personifican en Grau. Qué mejor prueba de ello que esta misma ceremonia realizada en esta casa, en la casa Grau. Aquí, como todos los hombres, en sus respectivos hogares, el rió, se alegró, tuvo sueños y presagios estremecedores, aquí vivió durante 12 años y de aquí partió para la guerra. Cada pared, cada recodo, está impregnada de su espíritu, cuánta razón tuvo, entonces, Víctor Andrés Belaúnde cuando sentenció: “los muertos mandan, los muertos mandan siempre. Hay que conocerlos. Y cuando se los conoce nos gobiernan por sus ideales, por su espíritu, por su ejemplo”.

Conclusión

Y es que cuando una clase política, cuando una clase dirigente, cuando los líderes son degeneradores, hay poca esperanza, o casi no la hay. En cambio cuando la clase política, es regeneradora hay esperanza, porque su ejemplo impregna más temprano que tarde, a todo el tejido social.

El espíritu de Grau reclama. Reclama porque necesitamos a los mejores regidores y alcaldes, a los mejores maestros e ingenieros, a los mejores médicos, a los mejores artistas e intelectuales, a los mejores periodistas, a los mejores dirigentes gremiales y a los mejores empresarios. A los mejores sacerdotes y pastores, a los mejores oficiales y soldados, a los mejores legisladores, y a los mejores hombres de Estado. Necesitamos a la mejor clase dirigente del mundo. Pero ¿por qué los necesitamos?

Los necesitamos porque ciudadanos fuertes hacen sociedades fuertes, sociedades fuertes hacen mercados fuertes. Y ciudadanos, sociedades y mercados fuertes hacen una economía fuerte. y ciudadanos, sociedades, mercados y economías fuertes hacen Estados fuertes.

Y ciudadanos, sociedades, mercados, economías y Estados fuertes hacen una nación fuerte. Junte usted los extremos, y tendrán el secreto del desarrollo. El tamaño y la grandeza de una nación, será del tamaño y la grandeza del corazón de cada uno de sus ciudadanos. La primera medida empieza entonces por ganar la mente, ganar los corazones por empeñarnos en una cruzada cultural, por los sueños de progreso, porque la política de altas cumbres es cultura. Y no lo olvidemos: la cultura es política de espíritu. Ganemos primero los espíritus, para pasar luego a la prédica, a la acción.

Si se nos pidiera sintetizar en dos frases o en pocas palabras lo que Grau nos demandaría hoy, seguramente cada uno de nosotros tendría sus propias respuestas. Permítanme el riesgo de exponer las mías. Creo que solamente nos reclamaría dos cosas: ·
Conquistar los mercados del mundo. ·
Y educar a los hombres capaces de realizarlo.

Se trata entonces, de una causa, de un programa y de los líderes y los hombres capaces de conseguirlo. Porque para conquistar los mercados del mundo, se requiere que el obrero que confecciona y el empresario que proyecta, sienta que cuando sale del Perú cualquier producto que exportamos, no sólo sale una mercancía, sale también el Perú, porque cuando educamos en el aula no se imparte sólo un conocimiento más, es un peldaño más del futuro del Perú.

Porque la seguridad y la paz social influyen igualmente en la competitividad sistémica de la nación, porque la vigencia de las instituciones y la existencia de un sistema de partidos políticos institucionalizados fortalece la competitividad sistémica de la nación peruana. Porque cuando nos esforzamos en la ciencia, en las artes y en el deporte estamos construyendo y fortaleciendo la nación peruana.

Hoy estamos en otro plano, en otra época, en otra realidad, pero creo que nos anima el mismo propósito, el mismo espíritu, el mismo ideal. Hoy el combate es diferente, pero debemos seguir combatiendo, como continúa combatiendo el padre, así los hijos tengan más de 30 años.

Hoy debemos combatir, en el aula, en el sindicato, en la empresa, en el estudio de abogados, en la posta de salud, en la Costa, en la Sierra, en la Selva, en las comunidades, en las regiones, en las redacciones, en los gobiernos locales, en la fábrica y en el campo. Hoy debemos seguir combatiendo en todos los campos, para conquistar los mercados del mundo. Si conquistamos los mercados del mundo seremos una potencia industrial, seremos una nación grande y próspera, seremos una nación de justicia. Seremos una potencia espiritual, seremos una potencia económica, seremos una potencia democrática. Y, por supuesto, seremos también una potencia disuasiva.

El espíritu de Grau, nos exige victorias, victorias empresariales, victorias artísticas, victorias deportivas. E incluso, victorias militares cuando alguien pretenda robarnos un metro de nuestra casa.

Se nos exige no tener miedo a ser grandes. Se nos exige construir una nación de victorias. Para conseguirlo, así como para los creyentes todos somos iglesia. Porque todos debemos ser Pedro, afirmación que nace del propio pescador de Galilea cuando afirma “también ustedes son como piedras vivas, sobre las cuales se está edificando una casa espiritual”. Así también, hoy el mejor homenaje al almirante, pasa porque todos nos sintamos Grau, pasa por acercarnos a su ejemplo. Hoy el mejor homenaje al almirante, es seguir su ejemplo: el primero de ellos es que los hombres de honor, sólo aspiran, sólo deben aspirar al poder sea cual sea el lugar de éste, si es solo para servir y hacer el bien. Pasa porque no olvidemos lo que dice el salmo, “que la justicia engrandece a las naciones” los muertos mandan dijo Víctor Andrés Belaunde. ¡Los muertos mandan siempre!, volvió a decir.

Mandan porque “no son muertos los que en dulce calma de la paz disfrutan en la tumba fría, muertos son los que tienen muerta el alma pero viven todavía”. Hoy como ayer, que cada quién adecúe el ejemplo según sus circunstancias. Según las circunstancias del Perú: no olvidemos jamás que en medio de los halagos, este hombre del Perú sólo se preguntaba ¿dónde están las granadas Palliser para mi buque?

¿Cuáles son las granadas Palliser de nuestro tiempo, cuáles son su equivalente hoy? ¡Que cada quien se responda en su propia intimidad!

En nuestro corazón, preguntémonos por el Perú: ¿Dónde están las granadas Palliser de nuestro buque, del buque de nuestra vida, de nuestra familia? ¿Dónde están hoy ¡por Dios! las granadas Palliser del gran buque del Perú?

* Economista. Colaborador de «Foro Geomarítimo». Extracto de discurso en la Casa Museo Grau de Lima el 13 octubre 2010.

domingo, 17 de octubre de 2010

Paradigma en la guerra y la paz: Miguel Grau

MIGUEL GRAU, UN HOMBRE EXCEPCIONAL.
José Betancourt Rivera*

Recordar a don Miguel Grau Seminario y su gesta heroica al mando del monitor “Huáscar” en el Combate Naval de Angamos el 8 de octubre de 1879 es un deber ético y una obligación patriótica de todos los peruanos, y al hacerlo es necesario entender y comprender la complejidad y excepcionalidad de su carácter y personalidad singulares.

El arrojo, la determinación y la valentía que demostró a lo largo de su vida, sumado a su honestidad, don de gentes, caballerosidad, y a una conducta excepcional como esposo y padre, hacen del Almirante Grau eI testimonio más elevado de patriotismo y ejemplo de vida para las generaciones de peruanos que encuentran en Grau un norte de valor, honestidad y arrojo, que inspira vidas y conductas humanas.

El Almirante Miguel Grau, cuyo padre fue un distinguido militar colombiano que participó en las guerras de la independencia, desde muy joven en su natal Paita evidenció su amor al mar, primero como marina mercante y luego como oficial de la Marina de Guerra del Perú, y su espíritu inquieto lo llevó a explorar mares y océanos distantes, adquiriendo un amplio dominio de las técnicas e instrumentos de navegación de la época, y una plena conciencia de la importancia de construir y mantener una fuerza naval poderosa.

Grau no solo fue un hombre excepcional como marino, que lo fue en grado superlativo, sino también como diputado y hombre de Estado comprometido plenamente en la defensa y promoción de los intereses nacionales del Perú.

Como diputado por Paita y miembro de la Comisión de Marina del Congreso, destacó nítidamente en el ejercicio de una función delicada que cumplió a cabalidad, como así lo demuestran las actas de las sesiones del Congreso que revelan las múltiples gestiones que realizó y las cartas que escribió a las más altas autoridades del Poder Ejecutivo, defendiendo siempre el respeto a la legalidad y al Estado de Derecho, y muy especialmente destacó en una gestión que se singularizó por una tarea constante de promover la consolidación de la fortaleza del Perú como potencia marítima en el Pacífico Sur, mediante la permanente capacitación de los miembros de nuestra Marina de Guerra, y a través de una política de Estado orientada a la adquisición y renovación de las unidades navales, tarea esta última en la que encontró las mayores dificultades, debido básicamente a la falta de visión y de compromiso de la clase política peruana con los intereses nacionales permanentes.

La excesiva turbulencia política, la elevada fragmentación del sistema político y la constante rivalidad entre los protagonistas de la clase política peruana, en el período comprendido entre el término de la notable gestión del Mariscal Ramón Castilla y el inicio de la fase naval de la Guerra del Pacífico, forjó en Grau un espíritu indomable de respeto al principio democrático y a la obediencia de las leyes, dentro del marco de un Estado soberano, fuerte, independiente, con una visión y misión superior y en un proyecto nacional de desarrollo sostenible a largo plazo, y ello requería, como sabiamente lo entendió, de una Marina de Guerra fuerte y poderosa. La férrea disciplina en el cumplimiento del deber, su juicio equilibrado en la adopción de decisiones, la claridad y transparencia de sus opiniones, su pericia técnica en el ejercicio del mando naval, y el alto conocimiento de las demandas operativas y estratégicas del combate naval, hicieron de Miguel Grau el marino más respetado y admirado por sus cualidades personales y profesionales no solo entre los oficiales, técnicos y subalternos de nuestra Marina de Guerra, sino también por todos los estamentos de la sociedad peruana.

El 8 de octubre de 1879 en el combate naval de Angamos el Almirante Miguel Grau Seminario alcanzó con su heroísmo y su patriotismo el más alto pedestal de la patria que se expresa en la devoción, admiración y respeto eternos a su notable trayectoria y gloria épica.

Deseo recordar lo que el historiador Jorge Basadre escribió en su “Historia de la República del Perú” sobre la gesta del Almirante Grau: “Enseñando con el diario ejemplo, que es la mejor manera como el jefe siempre puede enseñar, Grau acabó por hacer del Huáscar no sólo el mejor barco de la marina peruana sino la espada única y el solo escudo del Perú que detuvo la invasión durante seis meses largos y ello fue porque no sólo Grau tuvo coraje, sino además el don de organizar y disciplinar a los suyos, la destreza para tomar la iniciativa, la exactitud para conocer y medir cualquier situación, el don para el mando sin los cuales la bravura mayor y los conocimientos más profundos pueden resultar estériles.”

La excepcionalidad de la vida del Almirante Grau ofrece un legado de amor inmenso a la patria y es nuestro deber, para hacer honor a ese extraordinario testimonio de vida con valor y honestidad, construir una sociedad que sobre la base del respeto a principios y valores éticos, afirme el concepto de defensa de la soberanía y la integridad de la patria, y especialmente la importancia de defender siempre y en toda circunstancia los intereses nacionales permanentes del Perú.

Este 8 de octubre de 2010 recordamos la gesta heroica de Grau y la gloria que alcanzó en el combate naval de Angamos por mérito propio y en virtud de su excelso patriotismo, que lo colocó con justicia y razón en el más alto del altar de respeto y admiración del Perú a sus héroes, cúspide reservada solo para hombres extraordinarios en su amor y dedicación a la patria como nuestro Gran Almirante Miguel Grau Seminario.

* Ministro en el Servicio Diplomático de la República, actualmente ejerciendo funciones en la Embajada del Perú en Italia. Colaborador del «Foro Geomarítimo».

martes, 5 de octubre de 2010

Marina y Angamos: dignidad, honor y orgullo

Marina de Guerra del Perú y Angamos su Historia y Lecciones
Raúl Parra Maza*

Que mejor oportunidad para escribir sobre las luces y sombras de anales acontecimientos que han trazado vertientes de orgullo tanto de institucionalidad como de dignidad nacional.

Y es el 8 de octubre del presente año, que una vez más, así como será siempre, nos trae a la memoria dos hechos que son hitos de la historia de honor y gloria. De honor por conmemorar los 189 años de la creación de la Marina de Guerra del Perú y de gloria por la paradigmática evocación de los 131 años de la inmolación de nuestro Gran Almirante del Perú, Don Miguel Grau Seminario.

Como sabemos, la obra escrita de la “Historia Marítima del Perú” y de muchos otros importantes documentos sobre la realidad marítima del Perú, nos dicen que el mar peruano fue la puerta ancha por donde penetraron los conquistadores ibéricos y libertadores de la nación peruana; también nos relatan, que por esa misma puerta usufructuamos una área de rica fuente de recursos marinos renovables y no renovables, además de constituir enormes potenciales de vinculación externa que aún no aprovechamos con la eficacia debida.

Asimismo, nos recuerdan que por el mar fue hollado el suelo patrio, cuando se hicieron más evidentes, la precaria conciencia marítima, unida a la imprevisión e improvisación del liderazgo del país de aquellas épocas, que no brindaron debida importancia a las lecciones del mundo sobre poder, estrategia, logística naval y de control del mar, tan resolutivos para las trascendencias.

Son tantas y tan tremendamente valederas estas lecciones, que todo traspiés por ignorancia, desidia o malas interpretaciones del interés nacional, siempre serán causa de situaciones de insostenibles y duraderas desgracias, como fue el desastre del Perú en la Guerra del Salitre, mal llamada Guerra del Pacífico.

Así percibimos, que sucesos de estas dimensiones, por siempre nos invitarán a reflexión sobre la Misión de Defensa Nacional asignada permanentemente a la Marina de Guerra del Perú, esencialmente en el Océano Pacífico y en los medios acuáticos del territorio nacional, contribuyendo además, a fomentar la industrialización marítima-naval, también con la labor cotidiana de aportar al desarrollo nacional y al mismo tiempo, la siembra de vocación por el mar, impulsando estudios sobre el ambiente marino y participando activamente en el apoyo de las poblaciones ribereñas, a través de la acción cívica en el mar, ríos y lagos. Tareas que se realizan con la más exigente dedicación, incluso excediendo posibilidades económicas y logísticas.

Por ello también, consideramos que es origen de un hecho premonitorio el 8 de Octubre de 1821, fecha de creación de la Marina de Guerra del Perú.

La narración de los hechos previos a su creación se encuentra en diversos libros de historia marítima y en uno de ellos, el Capitán de Fragata Manuel J. Vegas escribe “…En varias cartas, San Martín expresa a Rodríguez Peña: …aliando las fuerzas argentinas y chilenas, pasaremos por mar a tomar Lima. Ese es el camino. Convénzase usted que mientras no estemos ahí, la guerra no se acabará nunca…”

“…El libertador después de Chacabuco, escribió a O’Higgins: …este triunfo y cien más serán insignificantes sin el dominio del mar” “… mientras no se domine a los españoles en el Perú, será precaria la independencia de Argentina y Chile. Pero a Lima o sea al corazón del poder realista, hay que venir por mar pues los obstáculos terrestres son poco menos que insalvables y existe además un Poder Naval realista…”.

También relata: “…la “Goleta Sacramento” se constituyó en el primer barco con el izamiento de la bandera nacional en el otoño de 1821 y posteriormente menciona que la “Sacramento” ya con el nombre de “Castelli” apresa la goleta española “Macedonia” que pasó a ser el segundo barco de la incipiente Escuadra Peruana…”.

Así, progresivamente nació la “Marina de Guerra del Perú”, con la misión de “liberar a todos los pueblos que son parte integrante del Estado Peruano”.

Este acontecimiento, impregnado en la Historia, fue oficializado con la confluencia de tres personajes emblemáticos: la gran inquietud naval de San Martín, la dedicación de Bernardo Monteagudo como Ministro de Guerra y Marina y la habilidad de Martín Jorge Guise, insigne organizador de nuestra Marina de Guerra, quienes firmaron el Decreto de Creación de la Marina de Guerra del Perú, el 8 de Octubre de 1821.

Asimismo, creemos que ha sido el destino que ha completado la premonición histórica, al hacer coincidir la fecha de 8 de Octubre, después de 58 años de creada la “Marina de Guerra”, con el suceso de uno de los actos de mayor significación para la dignidad nacional, el Glorioso Combate Naval de Angamos, en el que se inmoló el Gran Almirante del Perú, Don Miguel Grau Seminario, legando a todas las generaciones de peruanos y en especial a los marinos de siempre, un ejemplo de heroísmo, valentía y sentido de cumplimiento del deber, hasta el grado de entregar su propia vida en defensa de La Patria.

Me referiré, someramente a los acontecimientos previos del Combate de Angamos, recurriendo al Volumen 1, Tomo XI de la Historia Marítima del Perú, escrita por el Contralmirante Melitón Carvajal Pareja, ex Presidente del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú.

El Contralmirante Carvajal en su obra, afirma “…la evolución de los acontecimientos en los campos político, económico, social y militar es un indicativo fiel de cómo se fue germinando y fructificó en 1879, la semilla de expansión territorial de Chile hacia el norte. Revela también:”…ante las evidencias de la concebida expansión, Perú y Bolivia sellaron en 1873 una alianza defensiva, sin los propósitos ni preparación alguna, características indispensables para su efectividad, como eran: una situación política estable, una situación financiera-económica sólida y un poderío militar-naval modernizado y alistado”.

Lo observable de todos estos acontecimientos, fue el hecho que entre 1873 y 1878, la estructura institucional del Perú, que pudo tomar medidas preventivas al compromiso crucial para la seguridad, pues no se tuvo la información sobre este Tratado, por ser el secreto mejor guardado; sobre ello escribe: “…como se habrá podido apreciar, la Marina no tenía órgano alguno para la formulación y ejercicios sobre la relación entre estrategia, táctica y logística naval. Con toda seguridad las conocían y la vivían, pero nada había escrito”.

“Pensar en la estrategia, táctica, logística, inteligencia, comunicaciones, la organización de comando y control de las fuerzas navales, se volvía en un imperativo insoslayable…”.

Así entró el Perú a esta Guerra del Salitre de 1879, y la campaña naval duro hasta que se produjo el Combate Naval de Angamos, el 8 de Octubre, es decir, durante poco más de seis meses, en que los chilenos fueron incapaces de poder desembarcar fuerzas en nuestro territorio, pese a contar con una Escuadra considerablemente superior.

Todos conocemos los detalles de la vida y epopeya de Grau, quien con el Monitor “Huáscar” y sus heroicos tripulantes se constituyeron en nuestra primera y prácticamente única línea de defensa marítima.

Así le llegó la muerte, combatiendo en Punta Angamos, legándonos grandes lecciones para la preparación y protección de mar peruano.

Han pasado 131 años del heroico sacrificio de Grau en Angamos y también de la evolución política, económica, social, militar, tecnológica, etc., del Perú, y hay mucha tinta utilizada para unir y dividir, contrastar y complementar intereses de toda índole a través de la historia, estrategia y logística naval.

En este sentido, considero importante recurrir a expresiones de expertos políticos e historiadores, buscando dimensionar más evolucionados alcances y rutas de ideas y relatos, según la modernidad del siglo XXI.

Entonces, un real conocimiento histórico y estratégico de las relaciones entre países, tratada por diversos estudiosos e investigadores que han intentado revelar la verdad de los hechos y motivaciones conflictivas y promover fuentes de rehabilitación integradora, resulta que en la mayoría de los Tomos escritos observaremos que se interpreta escasamente esta posibilidad.

Las razones para ello, tienen explicación relacionada con el tiempo, pues cuando el dolor de las heridas humanas es más fuerte que cualquier deseo de olvido o de conciliación, prevalecerá el resentimiento que provoca odio y más dolor. El resentimiento precisamente alimenta las pasiones encontradas de complejos temores y de sufrimientos que impiden que prosperen otras posibilidades para implementar relaciones complementarias hacia un sano desarrollo mutuo.

Siguiendo esta línea de discernimiento revisemos las expresiones siguientes: El historiador Gustavo Adolfo Otero, en su libro publicado por Abaroa, escribe: “La Guerra del Pacífico (del Salitre) fue para Bolivia y su aliado una comedia de errores. Cada esfuerzo era tardío. Los gobiernos del Perú y de Bolivia eran médicos que se limitaban a firmar certificados de defunción”.

Para Heraclio Bonilla (2005:1), “la razón fundamental (de la Guerra del Salitre) 1879-1884) fue el control de los importantes yacimientos de guano y salitre existentes en Atacama y Antofagasta, derivados de la ambigüedad existente en torno a lo que eran las fronteras efectivas entre Bolivia y Chile y del interés europeo por ese recurso natural, sobre todo de Inglaterra”.

Así también, Javier Tantalean Arbulú, en su ensayo “La Guerra con Chile” de Mayo de 2009, afirma que: “La decisión más arriesgada y crítica que el Presidente Pardo asumiría se relaciona con el salitre, decisión que es preciso analizar como antecedente al conflicto armado”. Precisando:

Ø “En primer lugar, la estatización del salitre era una estatización sui generis. Los grandes comerciantes y financistas del Perú, serían administradores de la riqueza pública en nombre de la nación.
Ø Segundo, la estatización afectaba los poderosos intereses ingleses, alemanes y chilenos (dueños y socios de varias de las empresas), así como a otras empresas privadas. En todo caso, la proyectada concentración de la gestión del negocio vía la “Compañía Nacional del Salitre”, resultaba más importante e interesante para los altos círculos económicos nacionales que al modelo existente antes de la expropiación.
Ø Tercero, el camino de la estatización abría posibilidades de replantear el modelo de acumulación de la clase dominante, mediante una efectiva participación en la dirección, gestión y usufructo del modelo, sin la interferencia incómoda de la presencia del capital extranjero.
Ø Cuarto, la estatización garantizaba el replanteo de las alianzas de los grandes intereses económicos, que significaba la unidad en términos de intereses concretos de la oligarquía.

Posteriormente menciona: “Este fue un gravísimo error de un hombre talentoso como Pardo, porque en última instancia, si se toma una decisión de esta naturaleza, es condición necesaria contar con un ejército y marina poderosos, capaces de respaldar cualquier decisión temeraria del poder político constitucional”.

“…La información disponible nos lleva a pensar que Pardo, siguiendo la tradición histórica de enfrentamiento entre civilistas y militaristas, en el momento que aquellos tenían el poder de decisión política, debilitó a la fuerza armada. En el lapso de tiempo que va de 1860 hasta febrero de 1879, el personal del ejercito y marina fue reducido de 11,412 a 6,387 hombres (incluidos oficiales, suboficiales, tropa y marinería).

Manuel Burga, en su artículo “El Perú hace 100 años: El Salitre”, publicado en La Prensa, Lima, 15 Abril 1979, coincide con lo que se sostiene: “Lo que nos permite suponer que desde 1869, el Perú prácticamente se desarmó y sus clases dominantes prefirieron invertir en otros sectores. Esto explicaría que, a pesar de la riqueza del guano y salitre, en 1879 el Perú era militarmente inferior a Chile”.

Andrés Avelino Cáceres, fue categórico en sus Memorias al referirse al potencial militar de entonces: “…La Marina y el Ejército, los dos brazos de la defensa nacional, estaban exangües, sin nervios ni vitalidad”.

Al analizar el Dominio Marítimo, Jorge Basadre lo presenta como: “…La paradoja de la vida republicana del Perú durante el siglo XIX, causa secreta de algunos de sus más tremendos contrastes, fue que su centro de gravedad estuvo en la costa, pero sin que coincidiera con una lógica preocupación naval. Resultó así, que la guerra entre la Confederación Perú-Boliviana y Chile llegó a ser una guerra entre la cordillera y el mar, posibilitándose que en 1864 los buques españoles se apoderaran de las islas de Chincha impunemente, y posteriormente que Chile ganara en realidad la guerra de 1879 en 1874, cuando adquirió los blindados que le dieron ventaja en el Océano Pacífico (en pleno gobierno de Pardo)”.

Asimismo, Javier Tantalean Arbulu, también menciona “…Desde la perspectiva de los presupuestos bianuales programados para el Ministerio de Guerra y Marina, ellos desde 1873 hasta 1879 disminuyen en casi 50%: Ministerio de Guerra y Marina (Soles corrientes) Gobiernos Civilistas 1873-74: 9,457.711; 1875-76: 6,905.811; 1877-78: 5,500.000; 1879-80: 4,974.691.

La falta de previsión e improvisación de las clases dirigentes, desde la época en que el país contaba con recursos guaneros y salitreros, para conformar una fuerza armada profesional y obtener operatividad y logística militar necesarios y suficientes para disuadir cualquier empresa de invasión al Perú, es fundamental como tema de investigación y encuentra que no está suficientemente esclarecido históricamente”.

Por todo lo expresado, se vislumbra y preocupa que, no obstante haber transcurrido 131 años desde el Combate Naval de Angamos de la “Guerra del Salitre”, que nos ha significado derrota y atraso, además de sacrificios e invalorables muestras de heroísmo y dignidad, en el tiempo presente, también tengamos a la vista imprevisiones e improvisaciones con riesgos semejantes a los desastres derivados de esa guerra. Al respecto, creo que tratándose de la indispensable trascendencia del Estado, es obligación del liderazgo vigente y específicamente del Consejo de Seguridad Integral y Defensa Nacional, atender las lecciones del sacrificio de Grau y la dignidad de la Patria y corresponder con su integridad y soberanía.

* Contralmirante MGP. Fundador y colaborador de «Foro Geomarítimo». Presidente Emérito de la Sociedad Geográfica del Perú.

viernes, 1 de octubre de 2010

Día Marítimo del Perú: objetivo institucional

30 de Septiembre: Día Mundial de los Mares

Zaniel I. Novoa Goicochea*

en el principio creo Dios los cielos y la Tierra ... el espíritu de Dios cobijó la haz de las aguas” (Génesis 1:1-2)



La vida en nuestro planeta se origino en el agua, y más específicamente en el mar. Los primeros seres vivos aparecieron hace más de tres mil doscientos millones de años, y durante más de dos mil ochocientos millones de años sólo hubo vida acuática.

Las escrituras judeocristianas dicen del agua como un signo de bendición y paz (Deuteronomio 8:7). La forma en que nos relacionamos con Dios está reflejada en la manera en que respetamos al agua.

Al parecer las aguas del mundo fueron creadas entre el tercer y quinto día, parte esencial de toda la historia. El agua expresa la alianza sellada entre Dios y el Mundo

San Juan Crisóstomo, en el siglo XV, comprendió la conexión espiritual y mística entre la creación del agua, la creación de la humanidad y el rol del Creador.

“Experimentamos una sensación de maravilla ante la infinita extensión de los mares; nos llena de sobrecogimiento la inconmensurable profundidad de los océanos; confesamos nuestro asombro ante las maravillas obras del Creador”

La espiritualidad de muchas sociedades emplea las imágenes del agua. En la espiritualidad de nuestras culturas costeras y andinas el agua es una deidad que da y recrea la vida. Es indudable que hay algo sagrado, casi sacramental en la estructura misma del agua. En cierto modo, la trascendencia del agua oculta el mismo misterio de Dios.En la actualidad, todos sabemos que estamos rodeados de océanos, mares y ríos. Lo que no reconocemos es la manera en que estos están conectados íntima e innatamente unos con otros, así como con nuestro medio ambiente.

Cerca de 75 por ciento de la superficie del planeta se encuentra cubierta por agua, sólo un poco más de la cuarta parte la ocupan los medios terrestres. Del agua existente la gran mayoría es agua salada, principalmente de los mares y océanos.

Mar es el nombre genérico que utilizamos para designar todas las aguas saladas que cubren gran parte de la superficie de la Tierra. Este nombre se aplica, a menudo, a superficies marítimas que se extienden a orilla de los continentes, y a masas de agua salada que son más pequeñas que un océano, al que generalmente están conectados.

Sin el mar no hubiera sido posible la vida en nuestro planeta. Sin embargo, a pesar de su inmensidad y la enorme riqueza biológica que encierran, nuestros mares y océanos son frágiles, muy poco conocidos y especialmente vulnerables a la amenazas.

El Día Mundial de los mares

Durante la última semana de septiembre, los gobiernos del Mundo celebran el Día Mundial de los Mares para promover su conservación. Desde 1948 la ONU creó la Organización Marítima Internacional (OMI), primer organismo dedicado a la seguridad marítima. La evolución en los intereses y políticas de la ONU también ha impactado en las miras y acciones de la OMI para que en la actualidad, dicha organización, incorpore la protección de los ecosistemas marinos como uno de sus principales fines.

El Mundo celebra el Día Mundial de los Mares, una de las mayores riquezas biológicas de nuestro planeta. Sin el mar y los océanos, se ha dicho, no hubiera sido posible la vida en la Tierra, ya que este gran elemento natural es uno de los de mayor potencial como fuente de vida. Los mares y océanos propician enormes beneficios con sus ecosistemas naturales. Todos los seres vivos estamos conectados, en mayor o menor medida con el mar y sus recursos

En el Perú el mar que se extiende a nuestras orillas es una inmensa masa líquida, mar verde planctónico, que nos abraza en todas sus latitudes. El mar es parte de nuestro habitat natural, sostenido y enmarcado por la recia estructura andina, con todas las esencias de su lecho y de sus entrañas; alimentado por sales de nuestra tierra, y por el que probablemente llegaron sus primeros pobladores, por eso es que el hombre de sus costas lo sabe rico y siente amor por él. Su litoral cuenta con manglares, estuarios, praderas de algas, puntas e islas. Mar adentro nuestro verde mar, es también acogedor de profundos y extraordinarios ecosistemas que debemos apreciar día a día, pero que hoy se reviste de especial valor por tratarse de una fecha que nos debe llamar a la reflexión.

Conmemorar el Día Mundial de los Mares nos sirve para repensar la valoración que le asignamos a este nuestro Mar de Grau y sus recursos, tan vulnerables a la amenaza del hombre. El incremento de la demanda de recursos naturales que en ciertos casos ha llevado al agotamiento de algunas de sus especies; el desmedido crecimiento y ocupación de nuestras costas, y una extensa lista de hechos y actividades que perjudican uno de los ecosistemas más vulnerables que existen.

Estos habitat se encuentran actualmente amenazados por el cambio climático, la sobrepesca, el desarrollo de infraestructuras y la contaminación. La contaminación de los mares atenta contra la supervivencia de los ecosistemas que en ellos habitan, además de ser un peligro para la salud humana, por la ingesta directa de agua contaminada o por el consumo de especies (peces, moluscos y otros) contaminados.

El hombre puede usar o abusar del mar, y el mar ha de regresarnos aquello que le hayamos dado.

Costeau.

Hoy es un día para recordar que la salud de los mares dependerá de la medida en que replantemos nuestra actitud y reconsideremos nuestras actividades como humanos, entre otras cosas desarrollando las actividades económicas con mayor cautela y control, con la certeza de que causando el menor impacto sobre ellos, marcará una nueva manera de relacionarnos con la naturaleza que hará la diferencia.

En el Día Mundial de los Mares aunemos esfuerzos para “Mirar al Mar”, para minimizar los impactos en su ambiente, reducir el vertido de aguas residuales, los residuos industriales, para ordenar la ocupación de sus playas y para crear áreas de protección de su biodiversidad. Es la ocasión para manifestar nuestro compromiso con el Creador, de protección de nuestros ecosistemas y sus recursos como principales fuente de vida.

* Mag. Ing. Colaborador de «Foro Geomarítimo»

NOTA DEL EDITOR

El Día Marítimo Mundial de 2010 se observa durante la semana del 20 al 24 de septiembre de 2010 y se está celebrando en la Sede de la Organización el jueves 23 de septiembre de 2010.

La Organización Marítima Internacional decidió que el lema del Día Marítimo Mundial 2010 fuera «Año de la gente de mar». El Secretario General de la OMI señaló que el millón y medio de personas conocidas como gente de mar se enfrentaba a riesgos muy específicos, incluidos los ataques de piratas, las detenciones injustificadas y los abandonos.

El lema complementa la campaña «¡Hazte a la mar!» de la OMI para captar a nuevos profesionales del sector del transporte marítimo, iniciada en noviembre de 2008 en asociación con la OIT, la mesa redonda de organizaciones del sector y la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte.

Publicado en: http://www.un.org/es/events/maritimeday/


Cada país debe celebrar en sus propias fechas el Día Marítimo Nacional, en armonía y convergencia con la iniciativa de la OMI.