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martes, 5 de octubre de 2010

Marina y Angamos: dignidad, honor y orgullo

Marina de Guerra del Perú y Angamos su Historia y Lecciones
Raúl Parra Maza*

Que mejor oportunidad para escribir sobre las luces y sombras de anales acontecimientos que han trazado vertientes de orgullo tanto de institucionalidad como de dignidad nacional.

Y es el 8 de octubre del presente año, que una vez más, así como será siempre, nos trae a la memoria dos hechos que son hitos de la historia de honor y gloria. De honor por conmemorar los 189 años de la creación de la Marina de Guerra del Perú y de gloria por la paradigmática evocación de los 131 años de la inmolación de nuestro Gran Almirante del Perú, Don Miguel Grau Seminario.

Como sabemos, la obra escrita de la “Historia Marítima del Perú” y de muchos otros importantes documentos sobre la realidad marítima del Perú, nos dicen que el mar peruano fue la puerta ancha por donde penetraron los conquistadores ibéricos y libertadores de la nación peruana; también nos relatan, que por esa misma puerta usufructuamos una área de rica fuente de recursos marinos renovables y no renovables, además de constituir enormes potenciales de vinculación externa que aún no aprovechamos con la eficacia debida.

Asimismo, nos recuerdan que por el mar fue hollado el suelo patrio, cuando se hicieron más evidentes, la precaria conciencia marítima, unida a la imprevisión e improvisación del liderazgo del país de aquellas épocas, que no brindaron debida importancia a las lecciones del mundo sobre poder, estrategia, logística naval y de control del mar, tan resolutivos para las trascendencias.

Son tantas y tan tremendamente valederas estas lecciones, que todo traspiés por ignorancia, desidia o malas interpretaciones del interés nacional, siempre serán causa de situaciones de insostenibles y duraderas desgracias, como fue el desastre del Perú en la Guerra del Salitre, mal llamada Guerra del Pacífico.

Así percibimos, que sucesos de estas dimensiones, por siempre nos invitarán a reflexión sobre la Misión de Defensa Nacional asignada permanentemente a la Marina de Guerra del Perú, esencialmente en el Océano Pacífico y en los medios acuáticos del territorio nacional, contribuyendo además, a fomentar la industrialización marítima-naval, también con la labor cotidiana de aportar al desarrollo nacional y al mismo tiempo, la siembra de vocación por el mar, impulsando estudios sobre el ambiente marino y participando activamente en el apoyo de las poblaciones ribereñas, a través de la acción cívica en el mar, ríos y lagos. Tareas que se realizan con la más exigente dedicación, incluso excediendo posibilidades económicas y logísticas.

Por ello también, consideramos que es origen de un hecho premonitorio el 8 de Octubre de 1821, fecha de creación de la Marina de Guerra del Perú.

La narración de los hechos previos a su creación se encuentra en diversos libros de historia marítima y en uno de ellos, el Capitán de Fragata Manuel J. Vegas escribe “…En varias cartas, San Martín expresa a Rodríguez Peña: …aliando las fuerzas argentinas y chilenas, pasaremos por mar a tomar Lima. Ese es el camino. Convénzase usted que mientras no estemos ahí, la guerra no se acabará nunca…”

“…El libertador después de Chacabuco, escribió a O’Higgins: …este triunfo y cien más serán insignificantes sin el dominio del mar” “… mientras no se domine a los españoles en el Perú, será precaria la independencia de Argentina y Chile. Pero a Lima o sea al corazón del poder realista, hay que venir por mar pues los obstáculos terrestres son poco menos que insalvables y existe además un Poder Naval realista…”.

También relata: “…la “Goleta Sacramento” se constituyó en el primer barco con el izamiento de la bandera nacional en el otoño de 1821 y posteriormente menciona que la “Sacramento” ya con el nombre de “Castelli” apresa la goleta española “Macedonia” que pasó a ser el segundo barco de la incipiente Escuadra Peruana…”.

Así, progresivamente nació la “Marina de Guerra del Perú”, con la misión de “liberar a todos los pueblos que son parte integrante del Estado Peruano”.

Este acontecimiento, impregnado en la Historia, fue oficializado con la confluencia de tres personajes emblemáticos: la gran inquietud naval de San Martín, la dedicación de Bernardo Monteagudo como Ministro de Guerra y Marina y la habilidad de Martín Jorge Guise, insigne organizador de nuestra Marina de Guerra, quienes firmaron el Decreto de Creación de la Marina de Guerra del Perú, el 8 de Octubre de 1821.

Asimismo, creemos que ha sido el destino que ha completado la premonición histórica, al hacer coincidir la fecha de 8 de Octubre, después de 58 años de creada la “Marina de Guerra”, con el suceso de uno de los actos de mayor significación para la dignidad nacional, el Glorioso Combate Naval de Angamos, en el que se inmoló el Gran Almirante del Perú, Don Miguel Grau Seminario, legando a todas las generaciones de peruanos y en especial a los marinos de siempre, un ejemplo de heroísmo, valentía y sentido de cumplimiento del deber, hasta el grado de entregar su propia vida en defensa de La Patria.

Me referiré, someramente a los acontecimientos previos del Combate de Angamos, recurriendo al Volumen 1, Tomo XI de la Historia Marítima del Perú, escrita por el Contralmirante Melitón Carvajal Pareja, ex Presidente del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú.

El Contralmirante Carvajal en su obra, afirma “…la evolución de los acontecimientos en los campos político, económico, social y militar es un indicativo fiel de cómo se fue germinando y fructificó en 1879, la semilla de expansión territorial de Chile hacia el norte. Revela también:”…ante las evidencias de la concebida expansión, Perú y Bolivia sellaron en 1873 una alianza defensiva, sin los propósitos ni preparación alguna, características indispensables para su efectividad, como eran: una situación política estable, una situación financiera-económica sólida y un poderío militar-naval modernizado y alistado”.

Lo observable de todos estos acontecimientos, fue el hecho que entre 1873 y 1878, la estructura institucional del Perú, que pudo tomar medidas preventivas al compromiso crucial para la seguridad, pues no se tuvo la información sobre este Tratado, por ser el secreto mejor guardado; sobre ello escribe: “…como se habrá podido apreciar, la Marina no tenía órgano alguno para la formulación y ejercicios sobre la relación entre estrategia, táctica y logística naval. Con toda seguridad las conocían y la vivían, pero nada había escrito”.

“Pensar en la estrategia, táctica, logística, inteligencia, comunicaciones, la organización de comando y control de las fuerzas navales, se volvía en un imperativo insoslayable…”.

Así entró el Perú a esta Guerra del Salitre de 1879, y la campaña naval duro hasta que se produjo el Combate Naval de Angamos, el 8 de Octubre, es decir, durante poco más de seis meses, en que los chilenos fueron incapaces de poder desembarcar fuerzas en nuestro territorio, pese a contar con una Escuadra considerablemente superior.

Todos conocemos los detalles de la vida y epopeya de Grau, quien con el Monitor “Huáscar” y sus heroicos tripulantes se constituyeron en nuestra primera y prácticamente única línea de defensa marítima.

Así le llegó la muerte, combatiendo en Punta Angamos, legándonos grandes lecciones para la preparación y protección de mar peruano.

Han pasado 131 años del heroico sacrificio de Grau en Angamos y también de la evolución política, económica, social, militar, tecnológica, etc., del Perú, y hay mucha tinta utilizada para unir y dividir, contrastar y complementar intereses de toda índole a través de la historia, estrategia y logística naval.

En este sentido, considero importante recurrir a expresiones de expertos políticos e historiadores, buscando dimensionar más evolucionados alcances y rutas de ideas y relatos, según la modernidad del siglo XXI.

Entonces, un real conocimiento histórico y estratégico de las relaciones entre países, tratada por diversos estudiosos e investigadores que han intentado revelar la verdad de los hechos y motivaciones conflictivas y promover fuentes de rehabilitación integradora, resulta que en la mayoría de los Tomos escritos observaremos que se interpreta escasamente esta posibilidad.

Las razones para ello, tienen explicación relacionada con el tiempo, pues cuando el dolor de las heridas humanas es más fuerte que cualquier deseo de olvido o de conciliación, prevalecerá el resentimiento que provoca odio y más dolor. El resentimiento precisamente alimenta las pasiones encontradas de complejos temores y de sufrimientos que impiden que prosperen otras posibilidades para implementar relaciones complementarias hacia un sano desarrollo mutuo.

Siguiendo esta línea de discernimiento revisemos las expresiones siguientes: El historiador Gustavo Adolfo Otero, en su libro publicado por Abaroa, escribe: “La Guerra del Pacífico (del Salitre) fue para Bolivia y su aliado una comedia de errores. Cada esfuerzo era tardío. Los gobiernos del Perú y de Bolivia eran médicos que se limitaban a firmar certificados de defunción”.

Para Heraclio Bonilla (2005:1), “la razón fundamental (de la Guerra del Salitre) 1879-1884) fue el control de los importantes yacimientos de guano y salitre existentes en Atacama y Antofagasta, derivados de la ambigüedad existente en torno a lo que eran las fronteras efectivas entre Bolivia y Chile y del interés europeo por ese recurso natural, sobre todo de Inglaterra”.

Así también, Javier Tantalean Arbulú, en su ensayo “La Guerra con Chile” de Mayo de 2009, afirma que: “La decisión más arriesgada y crítica que el Presidente Pardo asumiría se relaciona con el salitre, decisión que es preciso analizar como antecedente al conflicto armado”. Precisando:

Ø “En primer lugar, la estatización del salitre era una estatización sui generis. Los grandes comerciantes y financistas del Perú, serían administradores de la riqueza pública en nombre de la nación.
Ø Segundo, la estatización afectaba los poderosos intereses ingleses, alemanes y chilenos (dueños y socios de varias de las empresas), así como a otras empresas privadas. En todo caso, la proyectada concentración de la gestión del negocio vía la “Compañía Nacional del Salitre”, resultaba más importante e interesante para los altos círculos económicos nacionales que al modelo existente antes de la expropiación.
Ø Tercero, el camino de la estatización abría posibilidades de replantear el modelo de acumulación de la clase dominante, mediante una efectiva participación en la dirección, gestión y usufructo del modelo, sin la interferencia incómoda de la presencia del capital extranjero.
Ø Cuarto, la estatización garantizaba el replanteo de las alianzas de los grandes intereses económicos, que significaba la unidad en términos de intereses concretos de la oligarquía.

Posteriormente menciona: “Este fue un gravísimo error de un hombre talentoso como Pardo, porque en última instancia, si se toma una decisión de esta naturaleza, es condición necesaria contar con un ejército y marina poderosos, capaces de respaldar cualquier decisión temeraria del poder político constitucional”.

“…La información disponible nos lleva a pensar que Pardo, siguiendo la tradición histórica de enfrentamiento entre civilistas y militaristas, en el momento que aquellos tenían el poder de decisión política, debilitó a la fuerza armada. En el lapso de tiempo que va de 1860 hasta febrero de 1879, el personal del ejercito y marina fue reducido de 11,412 a 6,387 hombres (incluidos oficiales, suboficiales, tropa y marinería).

Manuel Burga, en su artículo “El Perú hace 100 años: El Salitre”, publicado en La Prensa, Lima, 15 Abril 1979, coincide con lo que se sostiene: “Lo que nos permite suponer que desde 1869, el Perú prácticamente se desarmó y sus clases dominantes prefirieron invertir en otros sectores. Esto explicaría que, a pesar de la riqueza del guano y salitre, en 1879 el Perú era militarmente inferior a Chile”.

Andrés Avelino Cáceres, fue categórico en sus Memorias al referirse al potencial militar de entonces: “…La Marina y el Ejército, los dos brazos de la defensa nacional, estaban exangües, sin nervios ni vitalidad”.

Al analizar el Dominio Marítimo, Jorge Basadre lo presenta como: “…La paradoja de la vida republicana del Perú durante el siglo XIX, causa secreta de algunos de sus más tremendos contrastes, fue que su centro de gravedad estuvo en la costa, pero sin que coincidiera con una lógica preocupación naval. Resultó así, que la guerra entre la Confederación Perú-Boliviana y Chile llegó a ser una guerra entre la cordillera y el mar, posibilitándose que en 1864 los buques españoles se apoderaran de las islas de Chincha impunemente, y posteriormente que Chile ganara en realidad la guerra de 1879 en 1874, cuando adquirió los blindados que le dieron ventaja en el Océano Pacífico (en pleno gobierno de Pardo)”.

Asimismo, Javier Tantalean Arbulu, también menciona “…Desde la perspectiva de los presupuestos bianuales programados para el Ministerio de Guerra y Marina, ellos desde 1873 hasta 1879 disminuyen en casi 50%: Ministerio de Guerra y Marina (Soles corrientes) Gobiernos Civilistas 1873-74: 9,457.711; 1875-76: 6,905.811; 1877-78: 5,500.000; 1879-80: 4,974.691.

La falta de previsión e improvisación de las clases dirigentes, desde la época en que el país contaba con recursos guaneros y salitreros, para conformar una fuerza armada profesional y obtener operatividad y logística militar necesarios y suficientes para disuadir cualquier empresa de invasión al Perú, es fundamental como tema de investigación y encuentra que no está suficientemente esclarecido históricamente”.

Por todo lo expresado, se vislumbra y preocupa que, no obstante haber transcurrido 131 años desde el Combate Naval de Angamos de la “Guerra del Salitre”, que nos ha significado derrota y atraso, además de sacrificios e invalorables muestras de heroísmo y dignidad, en el tiempo presente, también tengamos a la vista imprevisiones e improvisaciones con riesgos semejantes a los desastres derivados de esa guerra. Al respecto, creo que tratándose de la indispensable trascendencia del Estado, es obligación del liderazgo vigente y específicamente del Consejo de Seguridad Integral y Defensa Nacional, atender las lecciones del sacrificio de Grau y la dignidad de la Patria y corresponder con su integridad y soberanía.

* Contralmirante MGP. Fundador y colaborador de «Foro Geomarítimo». Presidente Emérito de la Sociedad Geográfica del Perú.

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