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sábado, 23 de octubre de 2010

Desafío de los peruanos de hoy por el futuro

Perú: dos siglos que nos acusan, interpelan y señalan
Alfonso López Chau*

Una Nación Competitiva en lo Económico
Nuestras cuentas macroeconómicas son estables. Somos el primer productor mundial de plata, el primer productor mundial de harina de pescado, el segundo productor mundial de cobre, el segundo productor de zinc. Nuestro producto interno bruto ascendía en el 2000 a 53,377 millones de dólares, hoy en el primer semestre del 2010, asciende a 141,414 millones de dólares. La deuda pública neta ascendía a 37%del PIB, hoy solo asciende a 12.6% del PIB. Las exportaciones totales llegaban a 7,000 millones de dólares en el 2000, hoy llegan a más de 31.000 millones de dólares. La inversión directa extranjera solo ascendía a 810 millones de dólares en el 2000. Hoy, en el primer semestre del 2010 llega a 5,400 millones de dólares.

Nuestras reservas internacionales netas, sólo llegaban a 8,180 millones de dólares en el 2000, hoy, al 7 de octubre del 2010, ascienden a 43 mil, millones de dólares.

La inflación promedio durante el periodo 2001-2009, es de 2.2%. Durante el periodo que va del 2001 al 2010, el Perú creció más que Brasil, más que Argentina más que Chile. El Perú en esta década ha crecido más que todos los países de América Latina. Nos sentimos orgullosos de nuestra gastronomía, de nuestro Premio Nobel.

Somos el primer productor mundial de espárragos, el segundo de páprika, el 4to productor mundial de mangos, el 3ro de alcachofas y el 4to productor mundial de palta.

El crecimiento de lo que se conoce como la vanguardia agroexportadora (espárragos, paprika, mangos, alcachofas, paltas y uvas), ha sido espectacular.

Todo, todo esto, está muy bien. Pero, debemos recordar que éramos el primer productor mundial de guano y de salitre, que no aprovechamos la bonanza. Recordemos que Jorge Basadre dijo, que esa fue una prosperidad falaz, y por falaz, estuvo en el antecedente de nuestra derrota momentánea. Momentánea porque en el tiempo de la historia. En el tiempo de Dios, todo es momentáneo.

Recordemos, relativicemos y aprovechemos los éxitos de hoy, para avanzar. Recordemos que las exportaciones de cobre, oro, zinc y las remesas, suman el 60% de nuestras exportaciones totales y que esos minerales no nos van a durar siempre. Recordemos también que las remesas, es decir los dólares que envían los peruanos que salieron a trabajar a España, Estados Unidos, Chile o Argentina, representan un monto mayor, mucho mayor que la páprika, que los espárragos, que los mangos.

Las remesas de los peruanos que salieron en busca de empleo superan en monto, a toda la vanguardia agroexportadora junta.

Recordemos que si bien somos el primer productor mundial de plata, sólo exportamos el 1% con valor agregado.

Esto debe ser mejorado, esto debe ser corregido, esto debe ser cambiado ¿Cómo corregirlo?: en el campo del comercio internacional, sujetándonos a dos principios, sobre todo con los vecinos: equidad en el comercio y ganancias estratégicas compartidas. ¿Cómo corregirlo?: poniendo el cerebro, la inteligencia de los peruanos en cada cosa que produzcamos, en cada bien que exportemos de manera creciente a todas partes del mundo. Si lo hacemos, estaremos haciendo innovación tecnológica, si lo hacemos estaremos generando valor agregado, y si generamos de modo creciente valor agregado, seremos competitivos, y si somos competitivos, nos estaremos industrializando; y si nos industrializamos, nos estaremos desarrollando y si nos desarrollamos estaremos siendo contundentemente disuasivos. Estaremos ocupando un lugar digno en el concierto mundial de las naciones.

Una Nación Competitiva en lo Político
Permítame primero decirles lo que debemos superar, lo que debemos evitar en el campo político. Lo que no se debe volver a repetir:

Imaginemos, aunque sea por un instante, un lugar, un lugar físico que refleje de manera objetiva la historia de la clase política. La historia del poder en el Perú: imaginemos ahora que ese lugar físico es el Palacio de Gobierno. y veremos que en él o por él; Castilla dejó como sucesor a José Rufino Echenique. La intransigencia posterior de Echenique frente a los seguidores de Manuel Ignacio de Vivanco -derrocado anteriormente por Castilla- desembocó en guerras civiles que ensangrentaron al país. Volvió Castilla aliándose con los vivanquistas y nombró como sucesor a Miguel de San Román.

Echenique se enfrentó a Castilla para pactar con él posteriormente durante el gobierno de Juan Antonio Pezet, cuando Castilla ejerció la presidencia del Senado y Echenique la de la Cámara de Diputados. Mariano Ignacio Prado venció a Pezet con la ayuda del coronel José balta. Más adelante, Balta derrocó a Mariano Ignacio Prado. Balta fue asesinado en 1872, siete años antes de la guerra entre Perú y Chile. Después vino la presidencia de Manuel Pardo. Piérola -“el califa”– se sublevó contra Pardo. El Congreso de Pardo declaró traidor a Piérola cinco años antes de la guerra con Chile, y Mariano Ignacio Prado volvió a la presidencia. Abandonó el país en momentos dolorosos. Dos años antes de la guerra de 1879, Manuel Pardo y Manuel Ignacio Prado entablaron una de las luchas políticas más violentas de la historia peruana. el 16 de noviembre de 1878, cinco meses antes de la conflagración, Pardo fue asesinado. Cáceres y Piérola se enfrentaron posteriormente. Leguía asumió poderes dictatoriales. Sánchez Cerro derrocó a Leguía. Vinieron después Benavides y Manuel Prado. Odría derrocó a Bustamante, Pérez Godoy a Prado, Lindley a Pérez Godoy, Velasco a Belaúnde y Morales Bermúdez a Velasco. Vinieron luego Belaunde, Alan García y Fujimori. El gobierno de transición de Valentín Paniagua, Toledo y Alan García y aquí estamos. Con esta historia que algunos califican de intrigas y traiciones, son dos siglos que nos acusan, que nos interpelan, que nos señalan.

Para superar esta historia, el sistema político debe ser uno que provea líderes, porque necesitamos líderes como el agua. Necesitamos un sistema de partidos que no tenemos. Necesitamos un sistema de tres grandes partidos. Necesitamos partidos institucionalizados que no tenemos.

De otro lado, necesitamos realizar el balance del proceso de descentralización y regionalización. No es posible que se dilapiden los dineros de la nación en monumentos al árbitro, al lagarto y a la ojota. Necesitamos una regionalización libre para afirmar la grandeza y unidad de la nación peruana. Libre para acrecentar el poder exportador del Perú. Libre para acrecentar el valor agregado. Libre para desarrollar y potenciar la ciencia, la tecnología y la innovación tecnológica de los peruanos.

Una Nación Competitiva en lo Militar
Ser competitivos en lo militar significa ser disuasivos; pero el concepto de competitividad supone y abarca a la disuasión. Disuadir es desalentar a alguien a robar, a agredir, a invadir, porque el costo de intentarlo es mayor. La competitividad, en cambio en el campo militar, no está restringida a los bienes materiales, a las armas quiero decir. Está referida también al personal, al ser humano, al soldado y al general, al marinero y al almirante, al aviador y al comandante general.

En este campo son públicos los reclamos y la protesta de la familia militar, a tal punto que un respetado columnista del diario El Comercio, Hugo Guerra, se preguntaba, si acaso, “todo este maltrato a las FF.AA obedece a una cuestión ideológica, incomprensión de roles, odio, incompetencia o intereses ocultos”.

En este campo nunca es poca la reiteración: nadie debe olvidar que toda indiferencia a los esfuerzos de defensa termina por afectar estratégicamente a todo esfuerzo para preservar la paz. Baste sólo recordar el sentido reclamo del almirante cuando en medio de premios y condecoraciones se preguntaba con firmeza, parecía decirse, está bien, pero díganme ahora: ¿cuándo llegan las granadas Palliser para mi buque?, el almirante preguntaba por los instrumentos, para defender, para servir.

Todo lo anterior, sin embargo, no son sino cifras, fechas y demandas. Una nación sin mística, sin avivamiento, sin fe, sin ideales, corre el riesgo de convertirse en una continuidad sin alma.

Para que eso no sea así, Manuel González Prada señalaba que hay épocas en que todo un pueblo se personifica en un solo individuo: Grecia en Alejandro, Roma en César, Francia en Napoleón. El Perú de 1879, el Perú de hoy, y el Perú del futuro se personifican en Grau. Qué mejor prueba de ello que esta misma ceremonia realizada en esta casa, en la casa Grau. Aquí, como todos los hombres, en sus respectivos hogares, el rió, se alegró, tuvo sueños y presagios estremecedores, aquí vivió durante 12 años y de aquí partió para la guerra. Cada pared, cada recodo, está impregnada de su espíritu, cuánta razón tuvo, entonces, Víctor Andrés Belaúnde cuando sentenció: “los muertos mandan, los muertos mandan siempre. Hay que conocerlos. Y cuando se los conoce nos gobiernan por sus ideales, por su espíritu, por su ejemplo”.

Conclusión

Y es que cuando una clase política, cuando una clase dirigente, cuando los líderes son degeneradores, hay poca esperanza, o casi no la hay. En cambio cuando la clase política, es regeneradora hay esperanza, porque su ejemplo impregna más temprano que tarde, a todo el tejido social.

El espíritu de Grau reclama. Reclama porque necesitamos a los mejores regidores y alcaldes, a los mejores maestros e ingenieros, a los mejores médicos, a los mejores artistas e intelectuales, a los mejores periodistas, a los mejores dirigentes gremiales y a los mejores empresarios. A los mejores sacerdotes y pastores, a los mejores oficiales y soldados, a los mejores legisladores, y a los mejores hombres de Estado. Necesitamos a la mejor clase dirigente del mundo. Pero ¿por qué los necesitamos?

Los necesitamos porque ciudadanos fuertes hacen sociedades fuertes, sociedades fuertes hacen mercados fuertes. Y ciudadanos, sociedades y mercados fuertes hacen una economía fuerte. y ciudadanos, sociedades, mercados y economías fuertes hacen Estados fuertes.

Y ciudadanos, sociedades, mercados, economías y Estados fuertes hacen una nación fuerte. Junte usted los extremos, y tendrán el secreto del desarrollo. El tamaño y la grandeza de una nación, será del tamaño y la grandeza del corazón de cada uno de sus ciudadanos. La primera medida empieza entonces por ganar la mente, ganar los corazones por empeñarnos en una cruzada cultural, por los sueños de progreso, porque la política de altas cumbres es cultura. Y no lo olvidemos: la cultura es política de espíritu. Ganemos primero los espíritus, para pasar luego a la prédica, a la acción.

Si se nos pidiera sintetizar en dos frases o en pocas palabras lo que Grau nos demandaría hoy, seguramente cada uno de nosotros tendría sus propias respuestas. Permítanme el riesgo de exponer las mías. Creo que solamente nos reclamaría dos cosas: ·
Conquistar los mercados del mundo. ·
Y educar a los hombres capaces de realizarlo.

Se trata entonces, de una causa, de un programa y de los líderes y los hombres capaces de conseguirlo. Porque para conquistar los mercados del mundo, se requiere que el obrero que confecciona y el empresario que proyecta, sienta que cuando sale del Perú cualquier producto que exportamos, no sólo sale una mercancía, sale también el Perú, porque cuando educamos en el aula no se imparte sólo un conocimiento más, es un peldaño más del futuro del Perú.

Porque la seguridad y la paz social influyen igualmente en la competitividad sistémica de la nación, porque la vigencia de las instituciones y la existencia de un sistema de partidos políticos institucionalizados fortalece la competitividad sistémica de la nación peruana. Porque cuando nos esforzamos en la ciencia, en las artes y en el deporte estamos construyendo y fortaleciendo la nación peruana.

Hoy estamos en otro plano, en otra época, en otra realidad, pero creo que nos anima el mismo propósito, el mismo espíritu, el mismo ideal. Hoy el combate es diferente, pero debemos seguir combatiendo, como continúa combatiendo el padre, así los hijos tengan más de 30 años.

Hoy debemos combatir, en el aula, en el sindicato, en la empresa, en el estudio de abogados, en la posta de salud, en la Costa, en la Sierra, en la Selva, en las comunidades, en las regiones, en las redacciones, en los gobiernos locales, en la fábrica y en el campo. Hoy debemos seguir combatiendo en todos los campos, para conquistar los mercados del mundo. Si conquistamos los mercados del mundo seremos una potencia industrial, seremos una nación grande y próspera, seremos una nación de justicia. Seremos una potencia espiritual, seremos una potencia económica, seremos una potencia democrática. Y, por supuesto, seremos también una potencia disuasiva.

El espíritu de Grau, nos exige victorias, victorias empresariales, victorias artísticas, victorias deportivas. E incluso, victorias militares cuando alguien pretenda robarnos un metro de nuestra casa.

Se nos exige no tener miedo a ser grandes. Se nos exige construir una nación de victorias. Para conseguirlo, así como para los creyentes todos somos iglesia. Porque todos debemos ser Pedro, afirmación que nace del propio pescador de Galilea cuando afirma “también ustedes son como piedras vivas, sobre las cuales se está edificando una casa espiritual”. Así también, hoy el mejor homenaje al almirante, pasa porque todos nos sintamos Grau, pasa por acercarnos a su ejemplo. Hoy el mejor homenaje al almirante, es seguir su ejemplo: el primero de ellos es que los hombres de honor, sólo aspiran, sólo deben aspirar al poder sea cual sea el lugar de éste, si es solo para servir y hacer el bien. Pasa porque no olvidemos lo que dice el salmo, “que la justicia engrandece a las naciones” los muertos mandan dijo Víctor Andrés Belaunde. ¡Los muertos mandan siempre!, volvió a decir.

Mandan porque “no son muertos los que en dulce calma de la paz disfrutan en la tumba fría, muertos son los que tienen muerta el alma pero viven todavía”. Hoy como ayer, que cada quién adecúe el ejemplo según sus circunstancias. Según las circunstancias del Perú: no olvidemos jamás que en medio de los halagos, este hombre del Perú sólo se preguntaba ¿dónde están las granadas Palliser para mi buque?

¿Cuáles son las granadas Palliser de nuestro tiempo, cuáles son su equivalente hoy? ¡Que cada quien se responda en su propia intimidad!

En nuestro corazón, preguntémonos por el Perú: ¿Dónde están las granadas Palliser de nuestro buque, del buque de nuestra vida, de nuestra familia? ¿Dónde están hoy ¡por Dios! las granadas Palliser del gran buque del Perú?

* Economista. Colaborador de «Foro Geomarítimo». Extracto de discurso en la Casa Museo Grau de Lima el 13 octubre 2010.

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