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martes, 28 de agosto de 2012
El Derecho y la CONVEMAR: interés y doctrina
COMENTARIOS A ADHERIR A LA CONVEMAR
Gustavo Barragán Schenone*
También he leído los artículos del Embajador Eduardo Ponce y hoy el del ilustre peruano Embajador Javier Pérez de Cuellar. Coincido con el Almirante Hugo Ramírez Canaval en que estamos en medio de una tendenciosa campaña mediática institucional creando urgencias que no existen.
La CONVEMAR sólo no da 12 millas de mar con jurisdicción, dominio y soberanía. Nuestra Constitución contempla esos tres atributos del Estado Soberano en las 200 millas, por eso es que ningún Congreso ha cedido a las presiones de la Cancillería y el que lo haga incurrirá en traición a la patria, según palabras de Don Andrés Townsend Escurra. Alán García ha sido presidente dos veces y fue fiel a la doctrina Townsend.
No repetiré otros conceptos que ya he escrito anteriormente pero quiero destacar que ningunos de los dos distinguidos exponentes de nuestro servicio diplomático ha mencionado que los Estados Unidos de Norteamérica tampoco es signatario de la Convención ni las razones por las que no lo ha hecho. La CONVEMAR puede haber sido firmada por 162 Estados pero eso no significa que nos convenga ni que sea nuestra doctrina.
Reenvié al Sr. Vicealmirante de la Armada de México, y gran amigo Don Fernando Meixueiro Ramírez ese trabajo ilustrativo sobre nuestro reclamo en la Corte Internacional de la Haya y no sólo me ofreció circularlo sino que me narró que al delimitar la frontera marítima de las 200 millas México, Cuba y Estados Unidos tenían áreas superpuestas por lo que comenzaron por utilizar la bisectriz como línea divisoria (Como reclamamos nosotros a Chile) y como al centro aún quedaba un área, que llamaron "dona", se la repartieron amigablemente.
La bisectriz es una divisoria marítima muy anterior a la CONVEMAR y no una contribución de esta al derecho marítimo. Decir que si no nos adherimos ahora, antes de la exposición oral perderemos en la Haya es una falacia. Más bien sería una muestra de debilidad adherirnos ahora a la CONVEMAR a tontas y locas porque le restaríamos sustento a nuestra posición jurídica de puro derecho. Que es lo que anhela la Cancillería chilena en sus dimes y diretes con Ecuador. Dejemos de jugar a la gallinita ciega de una vez por todas y compremos armas. No olvidemos que por eso los palestinos están sometidos por Israel, porque no tienen las armas para enfrentarlos aunque el Consejo de Seguridad [ONU] les de la razón una y cien veces.
* Vicealmirante MGP. Presidente de la Asociación de Oficiales Generales y Almirantes del Perú — ADOGEN PERÚ.
lunes, 27 de agosto de 2012
Comentarios a adherir a la CONVEMAR
SI
EL PERU NO ADHIERE, CHILE GANA… ¡FALACIA!
Hugo Ramírez Canaval*
Cuanto
más desesperan en Chile por la cercanía
de la fase oral en La Haya y no
les llegan noticias sobre la adhesión del Perú a la Convención del Mar, en el
Perú sus amigos abanderados de la adhesión, también desesperan al ver que los
plazos se les acortan y no
han logrado nada a pesar de que habían arreciado
su agresiva
campaña en las sombras con el falaz argumento de que “Si el Perú no adhiere
a la Convención, Chile gana en La Haya”. Sus planes no han funcionado y
¡peor aún!… se acaban de enterar de que no podrán manipular al
Congreso.
¡Parece que como
en 2004… ¡El pan se les quema en la puerta
del horno!
El embajador
Eduardo Ponce Vivanco ha publicado el
Domingo 19 de Agosto, un artículo titulado
¿Durmiendo con el enemigo?, que no voy a “responder”
porque no estoy en enfrentamiento alguno, pero sí con el debido respeto por la persona
y
por sus ideas, me permito comentar…
Tengo la impresión de que los
abanderados de la adhesión están en dificultades.
Sucede que el artículo citado comienza
con : “El desinterés parlamentario por la política internacional convirtió a la
Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso en el ‘huesero’
de la Plaza Bolívar hasta que por distracción, cayó en manos del señor
Diez Canseco…”. Y continúa entre paréntesis
con… (el más radical de sus aliados).
La
introducción transcrita podría ser suficiente para decir “Dios sabe lo que
hace” con la Convención; pero el
artículo contiene varias otras expresiones que confirmarán mi apreciación. Así, en el 2do. párrafo, dice:”Entrevistado … (Diez Canseco )
consideró ‘un tema central’ que se utilice la ‘diplomacia parlamentaria’
para convencer a los congresos
latinoamericanos…¿Para qué? ¿Alguien
recuerda que hayan venido congresistas
colombianos para informar a los
nuestros sobre su litigio marítimo con
Nicaragua?”.
Comento: Eso de ¿para qué?, me sugiere dos comentarios… 1) ¿ No será que temen que esos trámites demoren
la decisión que creían favorable a sus planes en el Congreso,
y temen que el Perú ya no
podría adherir ANTES de la
fase oral en
Diciembre… para que Chile nos gane?
2) Me da pena expresarlo, pero esa pregunta solamente confirma la vergonzosa
realidad que vivimos en el Perú frente
a la demanda que el
gobierno peruano ha planteado en
La Haya… Lo que pasa es que para los colombianos antes que nada está su patria… Allá no había
ningún grupito que actuara interfiriendo como si quisiera ayudar a “la otra parte”.
En el tercer
párrafo, dice: “Ad portas de la fase
oral en La Haya, el Congreso debe
asumir la responsabilidad que viene esquivando desde 1982 y que nos ha dejado
en la incongruente posición de… (el Perú)
no es parte
de la Convención –solitaria
fuente del derecho que invocamos para una delimitación equitativa…”
Comento: En
cuanto a que el Congreso debe asumir la responsabilidad… Yo diría que ellos
representan A TODOS los peruanos y saben lo que hacen… Le informo
que en aquellos años nadie se preocupaba del asunto… La primera
vez que el tema llegó al
Congreso, fue cuando los 3 asesores chilenos en Palacio consiguieron que Toledo ordene una millonaria campaña en todos los
medios, para que los
peruanos aprueben la adhesión. A pesar de tanta propaganda, la gestión fracasó porque los abanderados no aceptaron
la propuesta del Congreso para ir
a una: ¡Consulta popular! ¿Por qué sería?
En cuanto a
que la Convemar es la solitaria fuente positiva del
derecho que invocamos… le informo
estimado lector, que los diplomáticos saben muy bien, que el Derecho Internacional es anterior y superior a la Convención del Mar y que el Perú
NO HA INVOCADO
la Convención sino el Derecho
Internacional, que dispone la línea
media.
En el cuarto
párrafo, dice: “Víctimas de la miopía y
el temor, los políticos han eludido esa
obligación con el falso pretexto
de que la Convemar reduce a 12 las
200 millas del Mar de Grau. Prefieren no enterarse que las 200 millas nunca fueron
de mar territorial…” y continúa
con: “…pues el Decreto de 1947 como las Constituciones de 1979
y 1993 establecieron un ‘dominio marítimo’ con soberanía y jurisdicción…igual
que la Convemar.”
Comento: ¡Cuántas acusaciones…!. Yo podría decir que quienes sufren de “miopía
y temor “son los abanderados
de la adhesión
que no ven que la Convemar reduciría REALMENTE
nuestro mar territorial de 200
a CERO millas, porque según el artículo 3.2 y el
55 de la Convención, el mar territorial de 12 millas y la zona económica exclusiva de
188 millas, se rigen por las
disposiciones respectivas de la Convención. ¡No más soberanía!
Por otro
lado, tienen miedo que se pierdan los
puestos diplomáticos para “técnicos en Convemar” que
corresponderían al Perú.
También digo que
los abanderados de la adhesión, son quienes utilizan el “falso pretexto” de que las 200 millas nunca fueron mar
territorial… son ellos quienes “nunca se
han enterado” que… ¡Las 200 millas SIEMPRE fueron mar territorial!... Para el
español Cabanellas, soberanía y
jurisdicción son sinónimo de mar territorial.
Así lo aceptan y lo
respetan en todo el mundo, desde Onassis
en 1954 hasta los pesqueros chinos en 2005.
Para terminar
con este cuarto párrafo, considero que
no se puede decir que las Constituciones peruanas han establecido un dominio marítimo con soberanía y
jurisdicción IGUAL que
la Convemar, porque
la Convemar
trasgrede nuestra Constitución… Así lo señalaron los delegados que en
1982 firmaron AD REFERENDO
dejando constancia de que la Convención transgrede la Constitución del Perú.
Finalmente, en el quinto párrafo dice: “Si
el Perú ha
pedido que se le
aplique la Convención para dirimir… Asumamos, pues, que al presentar la demanda aceptamos
los espacios marítimos… Urge entonces desempolvar el oficio que como
Premier y Canciller,
el embajador
Pérez de Cuellar envió al Congreso en Mayo de 2001… justificando con rigor la adhesión…”.
Comento: El presidente y el canciller en 2008, fueron muy
realistas y dijeron ¡No es
necesario que el Perú adhiera para
que la Corte de La Haya admita
nuestra demanda!.
Y así ha sucedido... Nos han aceptado
con las reglas
del Derecho Internacional. Pero
ahora los “cucos” vienen a asustarnos
con que: ¡Debemos
adherir, si no… nos gana Chile!
Me sorprende
que nos diga: “Asumamos, pues, que al
presentar la demanda aceptamos los espacios
marítimos…”. Pregunto: ¿Por qué?
¿Acaso asume que “alguno”
o algunos se pueden prestar a una “trampita” a favor de Chile?... Sabiendo que aunque algunos “asumamos”, el hecho es
que mientras nuestro
gobierno no anuncie la adhesión y firma, NO seríamos miembros plenos.
Finalmente, en el caso del embajador Pérez de
Cuéllar, sabiendo de alguna de sus decisiones, sí creo
que debe haber enviado
el oficio del que nos habla… Ese era justamente el año en que comenzaba la campaña
de los “amigos de Chile” para lograr que el
Perú adhiera, a fin de que Chile no vaya a La Haya porque
entonces estaban perdidos…. ¡Y él como Premier y Canciller, tenía que apoyarlos!.
En 1968, cuando
era Secretario General de Relaciones
Exteriores, aceptó en todos sus términos el acta que nuestros delegados habían firmado el 26 de Abril de 1968, trasladando el Punto Concordia de la
orilla del mar al Hito Nro. Uno,
260 metros tierra adentro. Este hecho –aunque no tiene valor en La Haya, por el Tratado de 1929- es uno de los argumentos más fuertes de los chilenos en La
Haya. El colmo… ¡Ahora, Pérez de Cuellar está en el equipo de La
Haya!.
* Contralmirante MGP. Colaborador de «Foro Geomarítimo».
El activismo de JDC lo llevó a adelantar algunas ideas peligrosas sobre el llamado "tema de La Haya". Entrevistado por El Comercio (R. La Rosa), consideró un "tema central" que se utilice la "diplomacia parlamentaria" para convencer a los congresos latinoamericanos sobre las bondades de nuestra posición. ¿Para qué? ¿Alguien recuerda que hayan venido congresistas colombianos para informar a los nuestros sobre su litigio marítimo con Nicaragua? ¿No será que el propósito real es introducir el problema en la CAN, ALBA, Mercosur y Unasur para politizar la controversia a nivel regional y perturbar el espíritu de futuro y respeto mutuo que observan los gobiernos del Perú y Chile? ¿No habrá concebido estas acciones con el fin de avanzar la agenda chavista reforzada por el ingreso de Venezuela al Mercosur?
Esperemos que no, porque sería una pena que un político inteligente como JDC conduzca al Canciller por esos riesgosos laberintos en vez de que ambos se concentren en lograr, por ejemplo, algo tan importante como la aprobación parlamentaria de nuestra adhesión a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar). Ad portas de la fase oral en La Haya, el Congreso debe asumir la responsabilidad que viene esquivando desde 1982, y que nos ha dejado en la incongruente posición de ser el único signatario de la Declaración de Santiago (1952) que no es parte de la Convemar -solitaria fuente positiva del derecho que invocamos para una delimitación equitativa de la frontera marítima con Chile.
Más claro aún. Si el Perú ha pedido que se le aplique la Convención para dirimir el litigio con Chile, es obvio que la Corte delimitará la frontera marítima en cada una de las zonas instituidas por ese tratado, comenzando por el mar territorial de 12 millas. Asumamos pues, que al presentar la demanda aceptamos los espacios marítimos de la Convención. Urge entonces desempolvar el Oficio que, como Premier y Canciller, el embajador Pérez de Cuéllar envió al Congreso en mayo de 2001 con la argumentación que -siete años antes de ir a La Haya- justificaba con rigor la adhesión a la Convemar, que nuestra diplomacia contribuyó decisivamente a forjar.
¿Durmiendo con el
enemigo?
J. Eduardo Ponce
Vivanco*
El desinterés
parlamentario en la política internacional convirtió a la Comisión de
Relaciones Exteriores del Congreso en el "huesero" de la Plaza
Bolívar hasta que, por distracción, cayó en manos del señor Diez Canseco.
Ensayando una explicación, el líder de Acción Popular informó que el gobierno
no quiso conservarla y que fue tomada por su bancada (para contentar al más
radical de sus aliados). Por si no se hubiera percatado el Ejecutivo, la
política exterior es el campo en que se maneja el litigio marítimo con Chile,
la nefasta agenda bolivariana de integración política y la dimensión
internacional de los derechos humanos instrumentada con maestría por el terrorismo
y sus cómplices.
El activismo de JDC lo llevó a adelantar algunas ideas peligrosas sobre el llamado "tema de La Haya". Entrevistado por El Comercio (R. La Rosa), consideró un "tema central" que se utilice la "diplomacia parlamentaria" para convencer a los congresos latinoamericanos sobre las bondades de nuestra posición. ¿Para qué? ¿Alguien recuerda que hayan venido congresistas colombianos para informar a los nuestros sobre su litigio marítimo con Nicaragua? ¿No será que el propósito real es introducir el problema en la CAN, ALBA, Mercosur y Unasur para politizar la controversia a nivel regional y perturbar el espíritu de futuro y respeto mutuo que observan los gobiernos del Perú y Chile? ¿No habrá concebido estas acciones con el fin de avanzar la agenda chavista reforzada por el ingreso de Venezuela al Mercosur?
Esperemos que no, porque sería una pena que un político inteligente como JDC conduzca al Canciller por esos riesgosos laberintos en vez de que ambos se concentren en lograr, por ejemplo, algo tan importante como la aprobación parlamentaria de nuestra adhesión a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar). Ad portas de la fase oral en La Haya, el Congreso debe asumir la responsabilidad que viene esquivando desde 1982, y que nos ha dejado en la incongruente posición de ser el único signatario de la Declaración de Santiago (1952) que no es parte de la Convemar -solitaria fuente positiva del derecho que invocamos para una delimitación equitativa de la frontera marítima con Chile.
Víctimas de la miopía
y el temor, los políticos han eludido esa obligación con el falso pretexto de
que la Convención reduce a 12 las 200 millas del Mar de Grau. Prefieren no
enterarse que las 200 millas nunca fueron de mar territorial, pues tanto el
Decreto de 1947 como las Constituciones de 1979 y 1993 establecieron un
"dominio marítimo" con soberanía y jurisdicción sobre los recursos
naturales en las 200 millas, igual que la Convemar.
Más claro aún. Si el Perú ha pedido que se le aplique la Convención para dirimir el litigio con Chile, es obvio que la Corte delimitará la frontera marítima en cada una de las zonas instituidas por ese tratado, comenzando por el mar territorial de 12 millas. Asumamos pues, que al presentar la demanda aceptamos los espacios marítimos de la Convención. Urge entonces desempolvar el Oficio que, como Premier y Canciller, el embajador Pérez de Cuéllar envió al Congreso en mayo de 2001 con la argumentación que -siete años antes de ir a La Haya- justificaba con rigor la adhesión a la Convemar, que nuestra diplomacia contribuyó decisivamente a forjar.
NOTA DEL EDITOR
* Embajador SDR.
Artículo publicado en CORREO el 19/08/2012. Consulta
el 28/08/2012.
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